CAPÍTULO 10

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¿Un limón?
naiirydiosgriego

Tecleo en mi computadora, mientras veo a Abel mirarme fijamente, el esta al otro lado de la mesa, frente a mi, observando cada uno de mis movimientos.

Tiene casi veinte minutos en lo mismo, intento concentrarme en el trabajo que debo entregar, pero su mirada escrutadora me desconcentra.

—¿¡Que tanto me miras!? -le grito ya sin paciencia— ¿¡Te gusto o que bastardo?

Sonríe, negando con la cabeza, mientras que continua escribiendo en su papel y leyendo apuntes de alguien mas.

—Definitivamente estas enfermo —digo y vuelvo a bajar la vista a mi laptop.

—Quizás el enfermo sea yo, pero tu eres el loco bipolar —vuelvo a posar mi vista en el, ladeando la cabeza con el ceño fruncido— no me mires así, sabes de lo que te hablo.

—No, no se de que hablas —niego.

—Por favor Caín, ambos sabemos que si lo sabes, y solo evades el tema, Hugo ya me contó todo —dice volviendo a mirar sus papeles.

—Abel... Sabes que no me gusta que le den tantas vueltas a las cosas, habla de una vez y dime las cosas de frente —respondo molestándome.

Abel suspira, cierra su cuaderno y lo hace a un lado junto con todos los papeles que ya tenia allí. Cruza sus manos sobre la mesa y me mira serio.

—Te gusta Less —abro la boca para contestar, pero el me caya— no digas nada, no quiero que me respondas, lo que no entiendo, es porque si te gusta, la miras de lejos o simplemente la ignoras.

—Ella no me gusta —le afirmo.

—Si, si te gusta, si no, jamás les hubieras dicho a todos que no dejarías el camino libre —aprieto los dientes, Hugo me las va a pagar— ¿Por qué no lo admites?

—Porque no me gusta, no tengo que admitir algo que no pasa —me recuesto en el respaldo de la silla, mientras cruzo mis brazos— además, las chicas como ella no son mi tipo.

—¿Como ella? —pregunta.

—Locas, bipolares, altaneras —respondo enumerando con mis dedos— es demasiado drástica, esta completamente loca, egocéntrica, no se arregla para nada, no le importa nada, no le tiene miedo a nada, es atrevida. No lo sé, no es mi tipo.

—Entonces te gustan las sumisas —concluye— Nashira, por ejemplo. Sumisa he inocente.

—Nashira es demasiado inocente, muy, no lo se, ¿A la antigua? —digo frotando mi rostro con mis manos.

—¿Entonces que coño quieres? —me pregunta— porque no te gusta Nashira, pero tampoco te gusta una versión femenina de ti.

—¿Version femenina? ¿Te volviste loco Abel?.

—Nashira es amable, inocente, de buen corazón, linda, educada, sumisa, todo lo que la hija de un hombre millonario y una mujer destacada debe ser —me informa— y Less, o la barbie, como quieras llamarla. Es sanguinaria, ruda, desafiante, egocéntrica, amargada, antisocial, odiosa, repelente. Como tu.

RESERVADA~TMD: 1Where stories live. Discover now