Celeste es una chica que desde los 15 años tuvo que aprender a defenderse sola, ella ha tenido una vida dura, es hermosa, inteligente y fuerte, vive sola y tiene una mejor amiga que ha estado en todo con ella, ayudándola y apoyándola. Su nombre repr...
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La razón de todo #1 5 años atrás
PD: escenas fuertes, no aptas para sensibles.
Me limpio el sudor, con la ayuda de una toalla, mientras voy soltando mi cabello que está trenzado. Me acerco al lavamanos, echandome agua fría para poder refrescar mi rostro. Dos chicas más entran al baño, y comienzan a desvestirse.
—¡Lo hiciste fantástico ésta vez! —chilla la morena.
—¡Los dejaste con la boca abierta! —grita la segunda.
—Gracias, pero debo esforzarme más, si quiero llegar a las regionales —les digo a ambas.
—¡Pero si has dado unos buenos golpes al entrenador! —sigue la morena— dentro de una semana es la competencia, y con el ensayo de hoy, las probabilidades de que ganes son muy altas.
No respondo, y comienzo a desvestirme al igual que ellas. Son nuevas alumnas de aquí, y al parecer, cualquier cosa que yo haga las sorprende. No pararon de gritarme y animarme mientras estaba practicando con el entrenador, parecen mis fans #1.
Entro a las duchas, lavando mi cabello con mi shampoo personal, y sacando todo el sudor de mi cuerpo. Para luego salir, y enrollarme en una toalla secandome, y vistiéndome con los jeans azules, y la blusa holgada blanca. Me coloco la chaqueta, y recojo toda mi ropa de deporte, guardándola en mi mochila, saliendo de los baños.
—¡Celeste, tenemos entrenamiento mañana, que no se te olvide! —me grita el entrenador— ¡y no vuelvas a llegar tarde, no acepto ninguna excusa!
—¡Si, está bien! —respondo, despidiendome con un movimiento de mano.
Salgo a la calle, y comienzo mi caminata por la acera. El clima está frío, el cielo está nublado y la brisa mueve mi cabello húmedo. Son diez cuadras para llegar a mi casa, y si me lo preguntan, mi parte favorita del día es ésta, cuando estoy sola y puedo caminar, sintiendo una paz momentánea.
Me topo con las personas de vez en cuando, ya que New York es un lugar bastante concurrido, con mucho tráfico y con gente caminando de aquí para allá. Deben ser un poco más de las seis, ya que no falta mucho para que se haga de noche.
Llego al frente de mi casa, y respiro hondo, para luego comenzar a avanzar, por el camino de piedra que da hasta la puerta, atravesando el jardín delantero. A medida que me acerco, puedo escuchar los gritos provenientes de adentro, me armo de valor, para segundos después, abrir la puerta y entrar.
—¡No sirves para nada, eres una completa inútil! —escucho que gritan en la cocina.
—Disculpa... Pensé que llegarías más tarde y por eso no calenté la comida...
—¡Puras mentiras! —me asomo un poco, para ver como el hombre castaño, toma a la mujer pelinegra del cabello, y le echa la cabeza hacia atrás con violencia— ¡De seguro te estabas revolcando con otro, maldita puta!
