CAPÍTULO 55

254 40 28
                                    


Niña inocente

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Niña inocente

Han pasado ya ocho año... Digo días, desde la última vez que hablé con Caín, para ser más exactos, desde que su padre llegó a su casa, y me amenazo de contarle todo, y no, no tengo miedo a que diga todo lo que sabe.

No lo he visto, es porque he estado muy ocupada, ésta semana han salido demasiados cargamentos, a diferentes lugares, hasta fuera de los estados unidos. Y Drake no ha podido sólo con esto, distribuimos las entregas entre Albert y nosotros, pero de igual forma no daba basto.

Israel se comporta a la altura, con lealtad, respeto y obediencia, al igual que Dylan, otro de los hombres que trabajan para mi. Debo admitir, que gracias a el, fue que no me mataron en el rescate de April. No me inspira toda la confianza del mundo, pero algo es algo, ¿no?

Estos días, ni siquiera he pisado el apartamento, he dormido todos estos días en la cede, y Drake, pues también ha echo lo mismo, según el, "para evitar que uno de los hombres se intente propasar conmigo", estúpido, porque todos aquí saben, que a mi no se me toca.

Hice que me consiguieran una cama, además de ropa para poder quedarme éste tiempo, pero ya es hora de que vaya a mi apartamento, necesito respirar aire fresco, y ya dejar de convivir con tantos hombres, porque el que yo quiero ver, no está aquí, lastimosamente.

Me coloco la chaqueta, y me miro frente al espejo. Falda azúl, camisa rosa palo, unos deportivos altos y mi chaqueta de cuero negra. Peino mi cabello, y salgo al pasillo, encontrándome con el pelinegro.

—¿Te vas? —me pregunta.

—Si, ya quiero regresar a mi apartamento —respondo.

—Recuerda que tenemos una entrega de más de 300 kilos para el 31 de diciembre —indica.

—No se me olvida, aquí estaré, de todas formas, no tengo con quien pasar año nuevo —le respondo, mientras saco mi teléfono, viendo los mensajes que tengo de April.

Subo las escaleras, y salgo a la primera planta, mientras camino a la salida, y le indico a uno de los hombres que me siga.

—¿A donde va señora? —me pregunta uno, abriendo la puerta de la camioneta.

—A mi edificio.

—Debemos informarle, que unos hombres de seguridad privada han estado rondando su apartamento —levanto la vista, al que me brinda la información.

«¡Maldito Caín!» respiro hondo, y asiento, subiéndome a la camioneta, mientras dos más, me custodian, en un acto exagerado.

—Dejame en un lugar donde sepas, que no están esos hombres —ordeno.

—¿Está segura? Puede ser peligroso.

—¿Y acaso yo te pregunté? —el se queda en silencio— sólo obedece lo que te digo, sin preguntas o refutaciones.

RESERVADA~TMD: 1Where stories live. Discover now