Celeste es una chica que desde los 15 años tuvo que aprender a defenderse sola, ella ha tenido una vida dura, es hermosa, inteligente y fuerte, vive sola y tiene una mejor amiga que ha estado en todo con ella, ayudándola y apoyándola. Su nombre repr...
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Letal
Actitud repelente, odiosa, malditamente necia y testaruda. Todo me parece perfecto, mientras no lo use contra mi. Mientras sea de esa forma con todo el mundo, menos conmigo, me parecerá lo mejor del mundo.
Por eso en cuanto noté qué me ignoraba, me pareció demasiado extraño, rechazo mis besos, fingió qué era un fantasma, y básicamente se paseó con Israel frente a mi, mientras hablaba por teléfono con otro imbécil qué ni conozco.
¿Esperar a qué a la barbie le diera la gana de prestarme atención? Eso jamás, si ella no me lo decía directamente, yo lo iba a averiguar a como diera lugar, al segundo día no aguante más, y tuve qué enfrentarla.
Ahora mismo, la veo alejarse mientras en mi mano reposa la fotografía de mí, besando a Samantha sin camisa, con solo sujetador y bragas. De pronto siento qué no estoy en ésta dimensión, como si mi cuerpo estuviera, pero mi mente no.
Comienzo a sacar todo del sobre, ojeando las fotos rápidamente, todo es demasiado preciso, en la discoteca, en la calle, frente al hotel, en el lobi, en el ascensor, en el pasillo, ¡en la habitación! Paso las manos por mi cabello sin dejar de mirar las fotos, es inconfundible, somos nosotros.
Por eso la indiferencia, por eso me ignora, porqué sabe todo lo qué paso con Samantha, aunque aún no puedo darle la lógica a eso, porque técnicamente Celeste y yo no somos nada, pero igual esto hace qué me den ganas de lanzarme del ultimo piso.
—Hola, pareces un loco ahí parado, mirando lo qué sea qué estés viendo —la voz de Abel me hace subir la mirada.
—Quizás sea porno gay —se burla Adrién terminando de bajar las escaleras.
—Los estoy esperando, pero nada que salen —dice Sirio entrando con Hugo al edificio.
—Caín, si yo te pregunto algo, ¿me respondes con la verdad? —pregunta Ariana.
Levanto la vista hacia ella, y sus ojos me dicen qué está hablando con total seriedad, sin soltar el sobre, asiento.
—Si, claro.
—¿Por qué Celeste te está ignorando? —su pregunta hace qué sienta un escalofrío, y trago saliva.
Pero antes de responder, alguien me arrebata el sobre de las manos, volteo y veo que Adrién lo tiene. Me lanzo hacia el pero es más rápido, y se lo pasa a Hugo, juegan con el sobre, hasta qué Abel y Sirio me agarran de los brazos. Hugo se coloca frente a mi, empujandome con sus manos.
—Un correo para Celeste Adams —murmura Adrién, leyendo lo que el sobre dice por fuera— y tiene la fecha de ayer.
—¡Adrién no te atrevas a abrir eso! —grito furioso, y forcejeo con los chicos, los cuales emplean toda su fuerza para no soltarme— ¡Si lo abres te voy a matar a golpes!
