Celeste es una chica que desde los 15 años tuvo que aprender a defenderse sola, ella ha tenido una vida dura, es hermosa, inteligente y fuerte, vive sola y tiene una mejor amiga que ha estado en todo con ella, ayudándola y apoyándola. Su nombre repr...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Así me gusta empezar el día
Asi es como me gusta empezar el día, con un castaño de ojos azules besando mi cuello y pegando mis caderas a su cuerpo de manera que pueda sentir su erección. Ladeó mi cabeza dándole un mejor acceso y el succiona mi cuello robandome pequeños suspiros.
Se echa hacia atrás aun con su mano rodeando mi cintura, y me lleva con el hasta quedar entre su cuerpo y el lavamanos, toma mis muslos y me sube en este, la cerámica fría me hace dar un respingón y el se ríe con voz ronca mientras yo golpeo su hombro.
—¿Esta fría? —pregunta con sorna.
—Imbécil —respondo, y vuelve a besarme con dedicación, la temperatura va subiendo, mi piel cosquillea y ya no solo toca mis caderas y mi espalda, ahora baja su mano desabrochando el pantalón que traigo puesto, y bajándolo un poco.
Sus manos frías tocan el interior de mis muslos, entierro mis uñas en su espalda y rodeo su cintura con mis piernas, su lengua juega con la mía mientras se va acercando mas a la zona con mayor sensibilidad de todo mi cuerpo. Aparta la tela de mis bragas rozandome y me roba un gemido que ahogo en su boca.
Introduce uno de sus dedos en mi intimidad, y un cosquilleo se instala en esa zona, introduce el segundo y las piernas me tiemblan mientras recuesto mi cabeza en el espejo, y el comienza a besar mi cuello, bajando a mis senos lamiéndo y chupando. Gimo tomando su cabello y devolviéndolo a mi boca para besar esos labios que tanto me gustan.
Sus dedos se mueven dentro de mi, y mi respiración es entrecortada, no puedo acallar los gemidos que salen desde mi garganta y el continua besándome, va demasiado lento, necesito que este dentro ahora mismo.
—Estas demasiado mojada —susurra contra mis labios.
—Entonces aprovechalo —respondo, y su respiración es pesada.
De pronto tocan la puerta, y ambos volteamos a mirar, maldice en voz baja y retira sus manos de mi. Tomo su muñeca y niego con mi cabeza, intentando decirle con mi mirada que no se le ocurra parar.
—Si no abro llamaran a las mujeres que limpian —me dice en voz baja.
—No me importa, eso lo hará mas interesante ¿No?.
Sus pupilas se dilatan, y traga saliva para luego suspirar, mira la puerta y luego a mi, repite el mismo movimiento y niega, se separa de mi, haciendo que un frío recorra mi cuerpo.
—Escondete, en uno de los cubículos.
Su voz es ronca, me bajo del mesón acomodando mi pantalón y mi blusa, me dispongo a entrar a uno de los cubículos, cuando me toma del brazo y vuelve a besar mi boca, mientras sus manos se enredan en mi cabello sosteniendo con fuerza mi cabeza.
Vuelven a tocar, y eso lo hace separarse de nuevo, su pecho sube y baja, me empuja dentro y cierra la puerta. Le pongo seguro y subo mis pies sobre el escusado, sintiendo como mi intimidad aun palpita pidiendo mas, mas de sus toques y queriendo tener dentro de mi su miembro.