CAPÍTULO 51

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Encuentro cuerpo a cuerpo

Una semana ha pasado, una semana encerrada en ésta cárcel que llaman hospital. El encierro se ha echo mas llevadero gracias a la laptop, con la cuál he visto muchas series y películas. Además de entrar a las redes sociales, y averiguar la vida de viejos compañeros de clases.

Adrién se ha turnado con April, para pasar las noches conmigo, según ellos, cuidando que yo no me fuera a escapar otra vez. He comido mucha comida chatarra, y además, no me he vuelto a lastimar el brazo, las doctoras son muy atentas y han estado al pendiente de todo. Claro que ese es su trabajo.

Ahora mismo, estoy empacando mis cosas, ya que me han dado de alta y al fin, puedo salir de éstas cuatro paredes blancas. Adrién y April me están ayudando a guardar todo, ya que sólo puedo utilizar un brazo.

—Al fin —dice April, guardando la laptop en la mochila— ya me estaba cansando de venir todos los días.

—Yo estoy cansada de estar aquí todos los días —digo.

—Yo no, al menos me entretuve y no me la pasé con los amargados Pattersón —menciona Adrién.

—Buenas tardes, veo que ya estás lista para irte —dice la doctora, entrando a la habitación— recuerda Celeste, reposo absoluto, toma los medicamentos, nada de esfuerzo con el brazo lastimado y cero alcohol.

—Si, lo sé, estuvo repitiéndolo todo el día —digo irritada— ¿ya me puedo ir?

—Si, aquí está la orden para que puedas salir —me extiende un papel, y yo lo tomo— espero no verte por aquí de nuevo.

—No me verá, a la próxima me doy un tiro en la cabeza antes de volver a un hospital —la mujer se ríe, y sale de la habitación negando con su cabeza.

Adrién se cuelga una de las mochilas en el brazo, mientras April toma la otra. No me han dejado hacer casi nada, y supongo que es porque mi brazo aún está vendado, y reposa en un cabestrillo, para evitar el más mínimo esfuerzo. El pelinegro rodea mis hombros con su brazo, y me hace caminar a su lado, mientras April va adelante de nosotros.

—Los chicos no saben que hoy sales de aquí —me susurra Adrién, mientras nos acercamos a los ascensores— ¿quieres que les diga?

—No, no quiero que lo sepan —le susurro de regreso, y el asiente.

Entramos y al llegar a recepción, las enfermeras me miran con desconfianza, supongo que son rencorosas. Les entrego el papel, y se aseguran de que no esté mintiendo, buscando mi nombre en la base de datos. Salimos del hospital, y apenas cruzo la salida, veo unas camionetas afuera, lo cuál sinceramente, ya me esperaba.

Veo como Drake se baja de una de las camionetas, y detrás de el dos hombres más. Caminan hacia mi, y de inmediato Adrién adopta una expresión seria, y no quita su brazo de mis hombros.

RESERVADA~TMD: 1Where stories live. Discover now