CAPÍTULO 47

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Cuenta regresiva

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Cuenta regresiva

—La secuestraron, el cartel que te hace competencia secuestró a April Foster.

Siento como mi corazón se detiene, la respiración se me corta, y solo puedo escuchar una voz que me habla a lo lejos. Estoy paralizada, no me puedo mover, no puedo articular ninguna palabra.

—¿Qué dijiste? —pregunto aún sin asimilar la situación.

Secuestraron a April Foster.

De pronto siento como toda la sangre se me sube a la cabeza, mi corazón late a mil por hora, la conmoción pasa siendo sustituida por rabia que hace arder mis venas.

—¡¿Cómo que la secuestraron?! ¡Eres un maldito inútil que no puedo protegerla, ¿que demonios te pasa bastardo?!

—Escuchame, no sabem...

—¡Ahora me vas a decir que no sabes como pasó inepto de mierda! —grito y las personas en la calle me miran— ¡Escuchame bien infeliz, si a April le llega a pasar algo, si le tocan un sólo pelo, te voy a matar a ti y a toda tu gente, así que empieza a rezar!

Estrello el teléfono contra el piso, y éste se rompe completamente. Me halo el cabello desesperada y trato de volver a respirar. De haber sabido que ese cártel seria un problema, me hubiera encargado de ellos desde hace mucho rato.

Arranco a toda velocidad por las calles, y no me detengo en ningún semáforo en rojo. Acelero cada vez más, tanto que las llantas de la motocicleta se marcan en el asfalto. Aprieto con todas mis fuerzas los manubrios de la motocicleta, tenso la mandíbula y respiro con mucha dificultad.

Me detengo en la casa completamente deteriorada, los hombres armados me miran, y sin rechistar me dejan pasar. Bajo las escaleras de dos en dos, y a grandes zancadas camino por todo el pasillo. Al llegar a la puerta final, dos hombres se me atraviesan.

—El señor Drake dejo claro que no lo molestaran —dice uno de ellos de modo despectivo.

—Quitate, ahora —ordeno en voz baja, apretando los dientes.

—Lo siento, pero no puedo.

—¡Que te quites maldita sea! —rujo y el hombre solo me mira.

—Vayase, si no quiere... —saco la pistola detrás de mi espalda, y sus palabras quedan a medías cuando le disparo en la cabeza.

Cae al suelo, y apunto la pistola al hombre que está vivo aún. El me apunta también, y escucho pasos que vienen bajando las escaleras, corriendo.

—¿Quieres que te dispare también? —le pregunto.

—¡¿Qué está pasando aquí?! —preguntan detrás de mi, y miro de reojo a Albert, que observa el cadáver que yase en el suelo— ¡¿Qué te pasa?!

RESERVADA~TMD: 1Where stories live. Discover now