Celeste es una chica que desde los 15 años tuvo que aprender a defenderse sola, ella ha tenido una vida dura, es hermosa, inteligente y fuerte, vive sola y tiene una mejor amiga que ha estado en todo con ella, ayudándola y apoyándola. Su nombre repr...
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Juegos más peligrosos
Paso toda la madrugada despierta, molestando y hablando con Caín, luego de que la doctora nos encontrara besándonos sobre la cama. Y por una extraña razón a ninguno de los dos nos dio vergüenza, en cambio nos dio risa. La mujer solo entro a ver que todo estuviera en orden, afortunadamente con la jeringa que le tire a Caín, extraje todo el suero de la bolsa y lo eche en el lavamanos.
Le preguntó a Caín sí había dormido y comido, a lo que el respondió que sí, y luego cuando ella se fue, se sentó en el sillón mientras trataba de aguantar el sueño, y por eso lo moleste y le hablé toda la noche. Ahora mismo son las seis de la mañana, y el cielo ya se está tornando de un color claro.
—Jamás en mí vida había pasado una noche tan mala —dice el castaño con su voz ronca, mientras mira un punto fijo en la pared.
—Sí eso es amor no me quiero imaginar lo que es el odio —me burlo— ¿tan malo fue pasar una noche conmigo?.
—El detalle esta en como la pasé —se queja— no me has dejado dormir nada, has pasado toda la noche lanzándome cosas y no has parado de hablar.
—Hay que ver que en serió eres exagerado Kent —digo con sorna.
—¡Hace una hora me sacaste el aire! —grita, y noto su mal humor en el aire.
—Te estabas quedando dormido.
—La próxima vez dejare que te mueras —dice entre dientes.
—Nada me haría mas feliz que morirme —me mira con sus ojos azules, tiene ojeras, el cabello revuelto, la camisa medio salida del pantalón además de que no lleva puesta la corbata. Escucho un repique, y el saca el teléfono del bolsillo de su saco, que está a un lado del sillón.
—¿Hola?... Si claro que esta despierta... Te cedo mí puesto —levanto una ceja escuchando lo que dice— le preguntaré... Si en un momento salgo y les digo.
Cuelga y se levanta pasando las manos por su cabello, de no ser por la doctora no dudo que ese beso hubiera pasado a más. Se levanta y me mira.
—April quiere verte desde ayer —me dice— y Ariana también, Atria, Sirio, Abel, en fin, todos quieren entrar.
—¿No pueden esperar hasta el medio día que me den de alta? —le pregunto.
—Dudo que tu mejor amiga quiera esperar más, durmió en la sala de espera —suspiro y asiento— iré a hablar con la doctora, no hagas nada mientras no estoy, y hablo en serio Barbie.
Sale de la habitación, y me recuesto en el colchón, arropándome hasta la cintura, acomodándome. Al poco tiempo la puerta se abre, y en menos de nada la habitación se llena de peluches. ¿Acaso piensan que me operaron, estuve a punto de morir o que?. Adrién trae un oso gigante de peluche, casi de su tamaño, se acerca a la cama y me lo pone encima simulando que el oso me abraza.
