CAPÍTULO 34

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El jefe verdadero

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El jefe verdadero.

Camino por la universidad con la mochila negra colgando de mi hombro, mientras acomodo el odioso saco del traje que llevo puesto, definitivamente esto sera una tortura, sé que había echo un "cambio de imagen" pero no sabía que implicaría usar ésta clase de cosas.

Mi cabello ésta suelto cayendo en hondas sobre mi espalda, y los tacones negros resuenan por todo el piso que cubre el patio delantero de la universidad. Llevo puesta una falda tuvo, camisa blanca de vestir, corbata, saco y unas pantimedias negras, me siento como una de esas ejecutivas aburridas.

El mal humor se me nota a kilómetros de distancia, Ariana va a mí lado con su traje de doctora azul, se ve linda y ella si esta cómoda a diferencia de mí, que quisiera estar desnuda antes que usar esto todos los días.

—No entiendo porque tan mal humor —habla la castaña— te vez hermosa con eso.

—Lo dices porque no lo tienes puesto tu —refunfuño— claro, lo tuyo es prácticamente una pijama.

—Oye no insultes mí uniforme —defiende— no es para tanto.

—Quisiera haber estudiado medicina en vez de derecho —suspiro cansada rindiéndome y dejando que la etiqueta moleste mi espalda— así estaría todo el día usando ese cómodo atuendo.

—No es por ofender —la miro entrecerrando los ojos— pero tu eres demasiado brusca y ordinaria para esta carrera.

—¿De que hablas? Puedo estudiar lo que quiera, y me saldrá bien.

—¿Que harías si un día estando en el trabajo, llega Eirene con una puñalada en el brazo?.

—Le inyecto veneno para ratas.

—¿Vez?, a eso me refiero.

Llegamos a la cafetería, que esta casi vacía dado que es muy temprano, decidí llamar a Ariana para que me fuera a buscar, en primer lugar porque no planeo ir en una motocicleta con esta ropa, y en segundo lugar porqué sabía que si me quedaba un poco mas en el apartamento, terminaría poniéndome un pantalón y una camisa para venir.

La etiqueta del traje me molesta la espalda, y no encuentro ninguna manera de quitarla. Nos sentamos en una mesa y Ariana pide un jugo de manzana, mientras yo pido el característico pastel de chocolate, cuidando no manchar la camisa blanca.

—Ariana, te juro que si no me quitas esta maldita etiqueta de la espalda me voy a terminar rompiendo el traje con un cuchillo —menciono en voz baja pero amenazante.

—A ver, te quitaré eso para que ya dejes de quejarte —dice y da la vuelta a la mesa, poniéndose a mí espalda.

Aparta mí cabello a un lado, y sus manos frías tocan mi espalda haciéndome dar un respingón, ella disimula una risa y toma la etiqueta con sus dedos. Siento el tirón que da y la tela crujir, luego se aparta de mí y me entrega el estorbo en mis manos.

RESERVADA~TMD: 1Onde histórias criam vida. Descubra agora