CAPÍTULO 52

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Defectos y problemas

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Defectos y problemas

Me encuentro a Martha en la sala, la cual me mira y me sonríe con cariño, yo sólo doy un asentimiento de cabeza, respondiendo a su saludo. Una de las chicas se me atraviesa, y yo soy un paso atrás, para evitar chocar con ella.

—Señorita, hemos preparado la habitación de huéspedes para usted, ya están sus cosas ahí —me dice con formalidad.

—Muchas gracias —contesto.

Subo las escaleras a toda velocidad, y ¿para que mentir? Si, estoy huyendo de Caín, no me apetece en los más mínimo que me vuelva a acorralar. Tengo mucha fuerza de voluntad, pero no al grado se rechazarlo dos veces seguidas, sabiendo las ganas que tengo de que éste dentro de mi, y menos después de que llevamos más de una semana sin tocarnos.

Voy revisando las habitaciones, dado que sólo he estado aquí una vez, no conozco y tampoco recuerdo mucho que se diga. Me encuentro con la habitación de Caín, con la de Abel, con la de Isabel, y hasta hay una puerta que tiene seguro, supongo que pertenece a Arthur.

Por fin llego a la que está designada para mi, y lo sé porque mi mochila está sobre la cama. Entro y reviso mi bolso, el cuál está vacío. Miro en el closet, y ahí está todo, perfectamente acomodado. Decido ducharme, y para evitar algún contratiempo, paso el seguro de la puerta, antes de comenzar a desvestirme.

Tarde más de la cuenta en quitarme la ropa, gracias a que no puedo hacerlo con un sólo brazo. Me quito el cabestrillo y comienzo a retirar la venda con mucho cuidado, la dejo sobre la cama, y retiro la gasa que cubre mi herida. La miro, y está un poco rosada al rededor, además que puedo ver como mi piel se va curando.

Lo muevo un poco, y duele, pero no demasiado. Hacia delante y hacia atrás, apretando un poco mientras empuño la mano, y no puedo negar que siento un alivio, por no tener ese trozo de tela sobre mi brazo, que lo único que hace es producirme comezón, además de no dejarme mover el brazo.

Entro a bañarme, y el agua caliente recorre todo mi cuerpo, ya que en el hospital no me dejaban mojarme el brazo, cuando lo hago siento un gran alivio. Tengo mucho cuidado al momento de enjabonarme, y luego me quedo un rato bajo la ducha, meditando, pensando.

Tengo que hablar con Adrién, no quiero que ahonde más en el tema, por lo tanto, necesito que el se conforme con lo que ya supone. Salgo de la ducha y me coloco la pijama, peinando mi cabello mojado, viendo como algunas gotas caen en el suelo de la habitación.

Me recuesto en la cama, y saco mi teléfono de la mochila, ya que es lo único que queda dentro. Miro un rato las redes, y buscando también las cuentas de los chicos. Hasta que al fin me aburro, y me quedo dormida muy rápido.

—Ruegame —dice uno de los hombres— ruegame que te deje ir, dime que eres una inservible, que siendo boxeadora profesional, no fue capaz de defenderse —veo todo desde un tercer plano.

RESERVADA~TMD: 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora