CAPÍTULO 63

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Lágrimas de sangre

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Lágrimas de sangre

Llego a los baños femeninos del primer modulo, y entro con mi pastel en mano ya que, obviamente, no lo iba a dejar en la cafetería. En cuanto veo uno de los cubículos cerrado, además de que se puede ver el tacón azul, sé que está April dentro.

—¿Quieres pastel? —le pregunto.

—No seas idiota —me responde abriendo la puerta, y la veo sentada en el suelo, al lado del escusado— yo vomitando, y tu comiendo frente a mi.

—No iba a dejar mi pastel por ti, tu eres la embarazada, no yo —digo, y ella me lanza una mirada de odio.

—Pobre de mi hijo o hija, que tendrá a una tía tan egoísta.

—Ya deja tu drama, ¿cómo te sientes?

—Bien, ¿no vez lo bien que estoy? —pregunta con sarcasmo.

—Ok Rubia, las hormonas ya empezaron a afectarte.

—Que hormonas ni que nada, estoy molesta porque no puedo comer nada, porque de inmediato tengo que vomitarlo —dice, y se levanta con cuidado— perdón por sacarte de clases.

—No estaba en clases, el inadaptado de Caín le dijo al profesor que no tenía la placa puesta, y sin esa maldita cosa, no puedo entrar al aula —respondo molesta.

—Ya no se soportan el uno al otro —murmura saliendo del cubículo, y acercandose al lavamanos.

—Nunca lo hemos echo.

—Bueno, ahora es menor la paciencia que se tienen.

Comienza a lavar su boca, y echar su cabello hacia atrás, peinándolo con sus dedos y acomodándose la ropa, que se le ha arrugado un poco por estar en el suelo. Al terminar, yo también me he comido todo el pastel.

—Vamos a la enfermería, para que no me digan nada los profesores, así tengo un permiso —me dice.

—Vamos —respondo, y ambas salimos del baño, caminando hacia la cafetería, el cual en realidad, no era nuestro objetivo.

Llegamos, y April solo pide un batido de fresa, mientras yo tomo otros dos pasteles del mostrador. Nos sentamos en una de las mesas, mientras cada quién come de lo que pidió.

—¿Pensaste en lo del gimnasio? —me pregunta.

—Si, pero todavía lo pongo en duda, no sé, creo que es algo descabellado —respondo comiendo un trozo de pastel.

—¿Algo descabellado? ¡Pero si sería lo mejor del mundo!

—April, dime una cosa, ¿tú quieres abrirlo, es tu sueño o solo quieres hacerlo por mi? —pregunto, y ella suspira.

—Por ambas partes, pero más por mi, me gustaría hacer la publicidad de un gimnasio, y obviamente, yo sería la imagen.

—¡Uy que ego! —me burlo.

RESERVADA~TMD: 1Where stories live. Discover now