CAPÍTULO 46

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New York5 años atrás

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New York
5 años atrás

Me como una de las galletas que están en la mesa, mientras veo al hombre de cabello negro, que está al final de la misma, mirándome fijamente. A su lado izquierdo está su hermano, y al derecho, la que se supone que es su esposa. El ambiente es tenso he incomodo, los tres me miran como si yo fuera un problema.

—¿No piensas decir nada? —pregunta el pelinegro de ojos marrones.

—No tengo nada que decir —le respondo seria, y el aprieta el tenedor que tiene en su mano derecha.

—Robert, calmate, no es para tanto —dice su hermano, para llamar su atención.

—¿No es para tanto? ¡¿No es para tanto?! —está histérico— ¡te parece poco!

—Sólo se estaba defendiendo —dice su hermano levantando sus hombros y restando importancia— ¿Creías que luego de enseñarle a usar una pistola, no la iba a utilizar?

—¡La enseñe para que se defienda, no para que mate a mis hombres! —grita de nuevo, y está furioso.

—Ni siquiera has dejado que te explique, así que o me escuchas, o piensa lo que te de la gana —digo retándolo.

—¡A mi no me hablas así, eres sólo una maldita niña! —ruge.

—Dejala hablar —se entromete su hermano.

—¡Tu te callas Albert! —ordena— ¡habla de una buena vez!

—Tu hombre de confianza y mano derecha intentó violarme —digo mirándolo con rabia— y lo siento por ti, pero ni el ni nadie, va a tocarme un sólo pelo si yo no lo quiero.

—¡Pudiste llamarme imbécil!

—No, porque a mi no me interesa que un hombre me esté protegiendo cada que sea una damisela en peligro —me levanto de la mesa— que tengan un feliz almuerzo —camino a la salida, y de pronto vuelve a gritarme.

—Si no regresas te voy a disparar en el cráneo —amenaza, y me volteo solo un poco, para ver como me apunta con su pistola.

—Hazlo, disparame que no tengo miedo a morir.

Sigo caminando, y escucho sus gritos, pero lo ignoro y salgo de la gran casa, hacia el jardín trasero de la misma. Sigo el cendero de piedra, mirando las plantas y arboles que hay al rededor. El lugar está muy bien cuidado, y se ve hermoso a plena luz del día.

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