CAPÍTULO 38

316 48 42
                                    

¿Lencería roja o negra?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

¿Lencería roja o negra?

PD: no leer el capítulo en público.

—¿Hay algún espíritu aquí con nosotros? —pregunta Ariana, mientras todos tenemos nuestros dedos puestos en el triangulo del tablero.

No recibe respuesta, todos estamos mirando a todos lados esperando una señal.

—Sí hay alguien con nosotros, que nos de una señal —repite la castaña, y de nuevo, no recibimos respuesta.

—¿No se supone que debemos pedir permiso para entrar al juego? —pregunta April.

—¿Y tu como sabes eso? —le pregunta la castaña levantando una ceja.

—Peliculas —responde levantando los hombros.

—¿Y como se supone que debemos pedir permiso? —pregunta Atria.

—No lo sé, pero intentemoslo —hacen silencio y volvemos a mirar el tablero— ¿podemos entrar al juego? —pregunta Ariana.

—Esto es una tontería, es obvio que es una total estafa éste juego —se queja Abel.

—Cuando te salga la llorona no te quejes —se burla Ariana— que falta de respeto.

—¿Creés en fantasmas? —pregunta Hugo.

—No del todo, pero no Descartemos la idea.

—Necesito un trago —menciono levantándome, y buscando la quinta botella porque la cuarta ya se acabó.

Llego a la cocina y saco de la lacena la ultima de las botellas de vodka, corto limón y lo coloco en un plato de cristal junto con sal, y salgo del lugar llegando a la sala, donde están los chicos discutiendo sí la ouija sirve o no, veo que Caín ya se ha sentado en el sillón, mientras los demás siguen en la alfombra del suelo. Me acerco y me siento a su lado, destapando la botella y tomando directamente, sólo para molestarlo

—¿Algo que quieras decirme? —pregunto sin mirarlo.

—No, nada —responde con indiferencia— solo que la próxima es mejor que te lleve al hospital Israel, y que el te aguante.

—Yo también te quiero Kent —digo burlona, y el resopla inclinándose hacia adelante, con los codos apoyados en sus rodillas.

—No importa cuan mal te trate, siempre volverás a molestarme ¿no? —pregunta volteando su cabeza solo un poco.

—Lamento decirte, que tu haces lo mismo —digo tomando otro trago— hace unas horas te vacíe una jarra de agua fría encima, y te he insultado de mil formas, y aquí estás.

—Supongo que ambos somos masoquistas —dice volviendo a recostar su espalda en el sillón.

—Y al menos lo disfrutamos —digo tomando por tercera vez de la botella.

RESERVADA~TMD: 1Where stories live. Discover now