ᴋɪᴍᴇᴛꜱᴜ ɴᴏ ʏᴀɪʙᴀ ᔕⓞⓝⒺ ⓢⓗⓞⓣⓢᔕ TERMINADO.

SPOILER MANGA!!

Douma y Azaka.

—Eres muy joven para estar sufriendo de esa manera... —Con un tono triste, el rubio se levantó y se acercó a ti.

Se sentó en el piso a un lado tuyo, te encontrabas arrodillada pero cuando viste que se acercó también te sentaste. Tu mirada de sorpresa no podía ser más grande, no pensarías que alguien tan superior como él se acercara a ti de esa manera. Sus orbes arcoiris se vieron acompañados por unas lágrimas, las cuales se acumulaban en sus ojos y comenzaban a caer poco a poco. Abriste los ojos a la par, y, aunque las lágrimas seguían cayendo de ellos te sentías un poco más feliz. Douma decidió llorar junto a ti, tomó tus manos con cuidado y acarició las yemas de tus dedos con los suyos. Tu alegría no podía ser mayor, seguías triste pero gracias al hombre rubio tu tristeza empezaba a desaparecer.

—Siento mucha pena por ti —comentó después de un tiempo. —Me gustaría poder hacer algo...

—Señor —él te volteó a ver. —Douma... Tu empatia y atención es suficiente para mí, no necesito nada más.

Una de sus manos soltó la tuya, esta se dirigió a tu rostro donde ahora se encontraba acariciando tu mejilla derecha, limpiando las lágrimas que caían por ahí. La tristeza casi desaparecía por completo, ya no solo era la soledad de tus problemas; ahora te sientes bendecida y algo avergonzada de que Douma se comporte de esa manera contigo. No sólo era alguien a quien consideraban "divino", lejos de cumplir casi la función de un supuesto "Dios" no deja de ser un hombre, un hombre atractivo. Tragaste saliva, de cerca se veía incluso más guapo; su piel palida, el color arcoiris de sus ojos donde se alojaba un brillo peculiar, su cabello rubio y desordenado, era imposible no fijarte en cada rasgo de su rostro. No sólo su rostro, también su cuerpo, definitivamente no sólo fue bendecido con... ¡Muchos pensamientos! 

—Douma —murmuraste su nombre llamando su atención.

También le limpiaste unas lágrimas, él sonrió.

—Permíteme ser la fuente de tu felicidad —afirmó mientras se acercaba a ti.

Su mano cambió de posición de tu mejilla a tu mentón, lo alzó un poco y no dejó de verte, sentiste tu cara arder en calor de pura pena; el rubio no paró. Parecía disfrutar tu expresión, era un deleite para él, poco a poco se iba acercando más y más. Tu rostro un poco alzado, sus labios cerca de los tuyos y de alguna forma ese extraño aroma embriagante era demasiado para ti. Llegaron al punto donde podían sentir la respiración del otro, tú aún seguías nerviosa pero agradecida. No sólo era la felicidad y apoyo que te brindaba, si no que, de todos en ese lugar pareces ser su favorita y eso te hace sentirte mucho mejor.

Sus labios apenas tocaron los tuyos cuando alguien le llamó, uno de sus seguidores.

—Mi señor... Oh —aquella persona se percató de la situación en que su superior se encontraba. —Lamento mucho molestarlo.