ᴋɪᴍᴇᴛꜱᴜ ɴᴏ ʏᴀɪʙᴀ ᔕⓞⓝⒺ ⓢⓗⓞⓣⓢᔕ TERMINADO.

Uzui Tengen

Spoilers con leve importancia uwu

Ropa de marca, buen hogar, comida exquisita y deliciosa, todo dado por una de las familias más ricas del Japón de esa época. La razón de su fortuna es el distrito rojo, donde se encontraba el más grande de sus negocios de tu familia.

Sin embargo... Hubiera sido mejor no ser el producto de un engaño.

Tu madre, al no estar contenta con tu padrastro (de ninguna forma) decidió buscar su felicidad por otros medios, engañando así a su esposo con otro hombre. Por desgracia, el producto de ese engaño fuiste tú, una niña tierna y dulce, sumisa por su educación sin embargo, cuando se trataba de aprender o defenderse de un mal entendido eras la más apta, pero todo hubiese sido más bonito si de verdad te quisieran, el amor hacia tu familia era unilateral, tú los querías a ellos pero ellos no te quieren a ti y eso terminó demostrado cuando sucedió lo que desencadenó los próximos sucesos que narraré.

Como hija única de tu madre, tu padrastro no tuvo más opción que aceptarte para poder recibir su herencia, pese a eso en ningún momento viviste mal exceptuando que todos te ignoraban y te la pasabas sola. También por mera reputación no podían tirar una niña al distrito rojo, quizás te hubiesen vendido su no tuvieran el suficiente dinero pero les alcanzaba para comprar más medio distrito.

Y aunque siguieron siendo malos, agradeciste que no te abandonaran.

Por lo menos hasta ese momento.

Era un paseo nocturno en un paisaje hermoso, la pequeña luz que se encontraba iluminando su camino eran las luciérnagas que revoloteaban cerca de ustedes. Se escuchaba a los grillos y el sonido de la calma, era obvio puesto que se encontraban en un bosque de los más hermosos.
La razón del paseo era tan estúpida que parecía que querían deshacerse de ti; capricho de tu madre por querer salir a tomar aire fresco, no te dejarían tan fácil, ¿verdad?
Iban sólo tú, tu madre y un acompañante que se encargaba de su seguridad.

—¿Madre? —preguntaste cuando sentiste que alguien los seguía.

Ella siguió caminando como si nada, fingiendo no haberte escuchado.

—Madre, por favor... —le pediste subiendo un poco más tu tono de voz, haciendo que ella volteara.

Su ceño estaba fruncido, evidentemente se enojó por tu "insistencia" al llamarla. Tragaste saliva encogiendote un poco mientras se acercaba a ti, empezaste a temblar pero no por el semblante enojado de tu madre si no que... Había un ente extraño agarrando del cuello a el acompañante de las dos.

—Mamá... —señalaste detrás de ella.

Te dio un manotazo por tu "mala educación".