Kyojuro Rengoku y Senjuro Rengoku

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—No te preocupes Senjuro —dijiste mientras tomabas su mano y le regalabas una sonrisa. —Puede que no este Kyo-san pero te cuidaré en su lugar.

—_____-san... —el rostro del Rengoku menor estaba sonrojado, no solo por la fiebre. —¿Por qué eres siempre tan amable?

—Eso fue lo que Kyojuro me enseñó —soltaste tu mano para quitarle el pañuelo de la frente y volver a mojarlo. —Ustedes son mi familia, nos tenemos que cuidar mutuamente.

Mojaste el pañuelo y lo exprimiste un poco para después volver a ponerlo sobre la frente de Senjuro. Se sentaste a un lado suyo para que pudieran seguir hablando, volviste a tomar su mano. El chico rubio cerró los ojos disfrutando de tu toque, se quedaron en silencio por unos segundos un silencio tan tranquilo que podían escuchar sus mismos corazones latir, el de Senjuro latía rápido por tus cuidados, tu preocupación hacia él y ¿cómo no? Sus sentimientos hacia ti.

—Incluso si también soy una asesina de demonios, no soy un pilar como Kyo-san y tengo más tiempo —tu comentario le hizo sonreír.

—Gracias por darme de tu tiempo, _____-san.

—¿Hay algo que quieras comer? —preguntaste en tono energético mientras lo soltabas levantándote.

—N-no hace falta que hagas tanto por mí... Yo p-puedo hacer comida para mí _____-san.

—¡Nop! Me encanta cocinarles, lo sabes.

• • •

Tu tercera visita de la semana en la finca de los Rengoku, a veces cuando volvías querías encontrarte con Kyojuro, por eso lo hacías muchas veces a la semana pero tus deseos nunca se cumplían así que en eso se quedó: un deseo. Sin embargo la presencia de su hermano te alegraba el día, te recibía con una sonrisa tímida y luego se lanzaba a abrazarte, tú correspondías gustosa a ese cariño.

—¡______-chan! —dijo el chico. —Es la tercera vez que vienes, no quiero que se termine esta semana.

El brillo de sus ojos te hizo sonreír, revolviste su cabello haciendo que cerrara sus ojos.

—¿Cuándo creciste tanto? Hace un par de años era más alta que tú —comentaste mientras te parabas de puntitas sin dejar de verlo a los ojos.

—______-chan, no digas esas cosas —desvió la mirada apenado. —Aún así tú también creciste y...

—¿Y? —te acercaste aún más a Senjuro, haciendo que se sonrojara a mil, su corazón también latía rápido.

—E-estás más bonita... —murmuró aún sin verte.

El dulce y tierno Senjuro diciéndote un cumplido así, te pusiste igual de roja que él. Lo tomaste de las mejillas para después besar la comisura de sus labios haciendo que temblara y se alejara un poco de ti, una risita salió de tu boca mientras te disculpabas.
Él suspiró, claro que le gustó, todo de ti le gusta si embargo le da algo de pena, mucha pena confesartelo incluso llegó a pensar que te gustaba mucho más Kyojuro, por como eran tan unidos en la niñez, cuando entrenaban... Tus ojos brillantes y rebosantes de amor ante la figura de su hermano mayor, pero desde que dejaste de verlo se sintió algo feliz (culposamente) de que tu relación y la de él se volviera más unida.

—¿Podemos salir a dar un paseo? —preguntaste mientras lo tomabas de la mano. —No le va a importar al señor Rengoku que salgamos un ratito...

Comenzaste a caminar mientras lo jalabas, no se opuso a tus palabras a Senjuro le encantan los paseos que sueles dar con él.

ᴋɪᴍᴇᴛꜱᴜ ɴᴏ ʏᴀɪʙᴀ ᔕⓞⓝⒺ ⓢⓗⓞⓣⓢᔕ TERMINADO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora