3. LA CARTA

97 10 0
                                    

Esa noche no pude pegar ojo. No podía dejar de pensar en todo lo que me había pasado. Por una parte me sentía aliviada y feliz, pero por otra estaba destrozada. Necesitaba salir de esta como fuera.

Así que me levanté y me di una ducha fría, me puse algo de máscara de pestañas y me vestí con unos vaqueros, una camiseta básica y una chaqueta que mi abuela había cosido especialmente para cuando yo volviera. Era de croché, gris, con unos flecos en la parte baja que me llegaban más o menos hasta los muslos. Cuando me la dio la noche anterior decidí estrenarla para una ocasión especial y creí que esa mañana sería perfecta ya que iba a encontrarme con alguien de mi pasado, o más bien, alguien que me hizo abandonar mi pasado y ahora me obliga a rehacer mi futuro: Lucas.

Por él me fui a vivir a otro continente lejos de mis padres y de todo lo que tenía preparado para empezar una vida independiente. También por él me pasé noches en vela, llorando sin saber qué era lo que había hecho mal para que se liara con la que había sido mi mejor amiga muchos años.

Después de estar viviendo allí ocho meses, una mañana desperté y él ya no estaba, solo me había dejado una mísera nota que me destrozó el corazón:

Alicia, esto se ha acabado. Sentía que nos faltaba algo y pensaba que venirnos a Canadá iba a solucionar las cosas, pero no. Me he vuelto a España. Por cierto, antes de que te enteres por ahí, Amanda y yo nos hemos enrollado. Con ella veo un futuro prometedor.

Lucas

"Nos faltaba algo"

¿Enserio? ¿Y liarse con mi mejor amiga solucionaba ese vacío que sentía? Ahora ya no se pueden hablar las cosas como antes, ahora se deja una maldita nota escrita en un trozo de servilleta ¡Qué originalidad para destrozarle la vida a alguien!

"Un futuro prometedor"

¿Y conmigo? ¿Nuestro futuro no era prometedor? Antes no lo sé, pero desde ese momento mi futuro empezó a ser devastador.

Todas esas dudas surcaban mi mente y las lágrimas, desde esa mañana de septiembre, pasaron a formar parte de mi rutina de skincare. Octubre, noviembre, diciembre... Solo sabía llorar.

Si él ya no estaba allí yo ya no hacía nada en ese país totalmente extraño. Me quedé sin trabajo porque era su secretaria y ya no tenía movimientos bancarios que revisar ni reuniones que concertar sin un maldito jefe y sin un maldito novio.


daliaacolomeer_

Volví por míWhere stories live. Discover now