43. ELLOS DOS

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ALICIA

-Necesito que me digas, por favor, quién es el padre.

Lucas me tenía cogida por los hombros y me miraba con la seria necesidad de obtener una respuesta ante la pregunta que, indirecta pero al mismo tiempo muy directamente, me estaba lanzando.

El día de la fiesta en mi casa empecé a encontrarme mal, pero achaqué mis vómitos al exceso de alcohol, evidentemente. No se me pasó por la cabeza la mínima posibilidad de... ¡No, joder!

Cuando vi aparecer a mi prima y a Lucas delante de mí por un momento pensé que me iba a desmayar, aunque no sabría decir si por la sorpresa o por mis náuseas.

Al terminar de comer sentí que no podía más y fui corriendo al baño, dejando muy preocupada a mi prima que al ver que no aparecía después de diez largos minutos se acercó a la puerta e intentaba averiguar qué demonios me estaba ocurriendo.

Pero lo que ella seguro no se imaginaba era lo que realmente estaba pasando al otro lado del tabique: las dos rayas azules.

No sé si por suerte o por desgracia tenía una caja llena de predictors que me había regalado Sandra cuando se enteró de que su hermano y yo nos acostábamos de vez en cuando. Cuando me la dio nunca pude imaginar que el primer momento en el que la abriría sería ese mismo: con mi prima y mi ex en mi piso.

-Alicia, mírame, por favor. -el chico que tenía delante, y al que hacía tiempo que no veía, estaba al borde de la desesperación.

Sofía se había sentado en el sofá y se abanicaba con una revista de las que te dan en el aeropuerto.

Las manos de Lucas seguían sujetando mis hombros y sus ojos todavía buscaban los míos que, llenos de lágrimas, se escondían debajo de mis palmas sudorosas.

Podía sentir su aliento golpeando el dorso de mis manos, lo tenía muy cerca. Había algo dentro de mí que se removía con cada jadeo suyo.

Todo iba mal, y cuando pensaba que ya no podía ir peor sonó mi teléfono: era Guillem.

-Ali, te llaman. Es un tal Guillem. -anunció mi prima acercándome el aparato.

"Mierda, ahora no Guille"

-Dime. -contesté sin mucho ímpetu.

-¿Te apetece dar una vuelta dentro de una hora o así?

Cómo explicarle al pobre...

-Esto... No creo que pueda. -tenía el presentimiento de que esa llamada no iba a desenvolverse en algo bueno, más bien todo lo contrario...

-¿Y eso? ¿No te ha dado tiempo a terminar el trabajo? Bueno, no pasa nada, me paso por allí y te ayudo, así después... -ya empezaba a hablar y a sacar conclusiones sin dejar que le respondan, eso me ponía de los nervios.

-¡Guille, para, para! Lo he terminado, lo que pasa es que...

-Ay, no te escucho bien, estoy pasando por una calle en obras. En un momento estoy allí. Te quiero, chao.

Y... BOOM, aquí el final fatídico de la conversación: "te quiero".

No me dio tiempo a reaccionar cuando Lucas, que había estado durante toda la charla telefónica sobándose la cara con las manos, arrancó el calendario de la nevera con un impulso de rabia y soltando toda clase de barbaridades por la boca.

-No sé quién cojones es ese tipo, pero que no se atreva a pasar por aquí porque le parto la cara. -añadió apuntándome con el dedo muy cerca de mí, igual que su cuerpo, su cara, y su boca.

Todo él era una furia, en cualquier momento podría empezar a salir humo de su cabeza y de la punta de los dedos.

Mi prima me miraba con cara de desaprobación.

Volví por míWhere stories live. Discover now