39. UNA SEMANA

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LUCAS

Alicia se había marchado, pero por suerte había podido despedirme de ella.

Ese abrazo, ese beso, me hicieron volver a creer en nosotros. Aunque no fuera como pareja, al menos como amigos.

Sabía que aunque la hubiera besado, ella no iba a quedarse. Ali siempre había sido una persona muy decidida y tenía las cosas claras.

Dicen que no puedes olvidarte de una persona si sigues teniendo recuerdos bonitos con ella, yo los tenía, pero había creado uno nuevo: nuestra despedida. Para la mayoría las despedidas eran momentos tristes, pero cada vez que yo recordaba la nuestra se me dibujaba una sonrisa tonta en la comisura de los labios.

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Hacía una semana que vivíamos sin ella.

Alicia seguía en una residencia de mala muerte para estudiantes, aunque ella no estudiaba todavía, pero Gabriel pudo alquilar una a un precio bastante asequible.

Yo dormía en casa de Óscar y Sofía, en una de las habitaciones libres que tenían. Era una convivencia simbiótica ya que los tres salíamos ganando: yo tenía un techo sobre el que dormir, Óscar tenía refuerzos para cuando a Sofía le entraban antojos de embarazada y Sof... pues a ella le servía para hablar de Alicia en momentos de bajón.

Mi relación con Isa y Rafa mejoraba poco a poco. Nos pasábamos horas y horas hablando de su hija, de su infancia y de sus primeras impresiones sobre mi cuando empezamos a conocernos.

Isabel comenzaba a volver a quererme, me costó lo suyo, pero tengo un encanto sobrenatural. En verdad no, me lo había ganado con argumentos convincentes.

Yo tenía mis momentos en los que tocaba el suelo, en los que no podía más, en los que me rendía y lo mandaba todo a la mierda. Pero recordaba que había personas a mi lado, que me respaldaban y a las que no podía fallar.

Había una canción que se había vuelto la banda sonora de esos momentos: silencio, de David Bisbal. La escuché en un bar al que fui a emborracharme para sacarme de la cabeza la idea de ir a Madrid a por ella, y desde entonces es como un himno en el que lloro al entender la letra.

Que difícil se ha vuelto,

Seguir respirando,

Sabiendo que ya no estás,

Si pudiera encontrar una razón,

Que me ayude a entender,

Que no vas a volver....

Pero nunca encontraba esas razones. Le daba vueltas y vueltas, pero mi cabeza se rendía, al mismo tiempo que mi corazón.

Pero tenía que seguir adelante, fuera como fuese, y sabía que contaba con gente para hacerlo.

Respecto a mi vida social, había eliminado todas las cuentas de las redes sociales y me había creado otras privadas en las que solo seguía a los más cercanos y ellos a mí.

Evité Twitter por la polémica, y porque la gente de ahí estaba muy aburrida y terminarían por encontrar mi cuenta.

También pasé de Tinder, sí amigos, la señora Amanda me había creado un perfil en Tinder. Lo más gracioso es que era todo falso, solo se salvaba el nombre. Las fotos, la información, los vídeos, etc eran sacados de Internet.

Me quedé con TikTok y con Instagram. Tuve que ponerme nombres rebuscados porque estaba seguro de que la gente se daría cuenta y, los más morbosos y cotillas, se pasarían horas y horas investigando hasta dar con ella.

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