EPÍLOGO

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[29-8-2026, 1 AÑO DESPUÉS]

LUCAS

-¡Cumpleaños feliz! -cantamos todos al unísono.

La velocidad del tiempo era increíble.

La pequeña Lucía cumplía un año, lo que también implicaba el aniversario de la pérdida de Alicia.

Todos estaban en mi casa. Nuestra casa, realmente, porque los juguetes de bebé estaban por todos sitios.

-Lucas, ponte con Luci para una foto -me dijo Tamara, que también había sido invitada.

Nos colocamos junto a la tarta de la princesa Ana, de Frozen, la favorita de Lucía, y posamos para la foto.

Su pelo oscuro combinaba muy bien con mis ojos claros.

Igual que con Alicia...

Me recordaba tanto a ella... Su carácter ya empezaba a florecer y tan solo tenía un año. ¡Iba a ser mi perdición!

Los regalos no fueron mucho más allá de la realidad para una niña tan pequeña: un montón de ropa (chándales, abrigos, calcetines y ropa interior, zapatos diminutos), una muñeca Barbie a la que le hizo caso cinco minutos porque le gustó más la pelota de fútbol firmada por José Luis Gayá que le regaló Rafa. También la equipación de la nueva temporada con su nombre en la parte de atrás.

Evidentemente la niña no tenía ni idea de fútbol ni de quién era Gayá, pero desde el minuto uno le habían inculcado el sentimiento valencianista para que de mayor fuera la fan número uno. Lo iban consiguiendo entre todos.

Mi regalo fue el más especial, qué tendría que decir yo: encargué que recrearan a modo de dibujo digital una foto que me hice con Lucía en verano y que añadieran a Ali al nuestro lado.

Para la cumpleañera fue un cuadro sin más porque no entendía que esa era su madre. Pero para mí era muy importante.

Como sabía que no sería suficiente un marco con una foto, le compré una bicicleta sin pedales para que pudiera darle vueltas a la terraza sintiéndose Marc Márquez.

-¡Brum, brum! -exclamó cuando la vio- Asias, papá.

Me dio un beso. Me llamaba papá, no podía ser más feliz.

Otro regalo muy bonito fue el de Isa: a mano, pintó el borde de un marco en el que pusimos la mano de Lucía con arcilla.

"Lucía Gil Torres"

Eso ponía en el marquito, el nombre de mi princesita.

La doctora nos dijo que mientras le hacían una de las mil pruebas a Alicia, le dijo que quería que esos fueran los apellidos: primero el suyo y luego el mío.

Fue un detalle precioso que no pude agradecerle.

Nos tomamos todos una foto para tener el recuerdo del primer aniversario.

Se nos hizo casi de noche, así que encargamos pizzas y cenamos en la terraza.

Lucía se durmió en los brazos de Sofía y fui a acostarla a su cuna al lado de mi cama.

Cuando volví a la terraza todos se reían de manera sospechosa.

-¿Qué está pasando aquí? -pregunté.

-También tenemos un regalo para ti, para que la recuerdes siempre -me dijo Sofía mientras se acercaba con un sobre blanco.

Lo abrí y vi que era un vale para hacerme un tatuaje.

-Me acuerdo que teníais un trato con algo relacionado con esto... Ya que ella no pudo, ¿qué te parece si te lo haces tú?

-Es una idea genial, sí.

Los miré a todos y de repente me puse muy feliz.

-Estoy pensando que estamos todos aquí por ella, es la conexión entre todos.

Asintieron dándome la razón.

De no ser por Alicia nunca hubiera conocido a mis segundos padres Isa y Rafa; tampoco hubiera estrechado la relación con mi ex compañero de trabajo, ahora mi mejor amigo, Óscar. Qué decir de Sofía, esa mujer me había dado tantas lecciones de vida... era como mi hermana mayor.

A Tamara la conocí por ella, al fin y al cabo. Una persona ejemplar, de la que aprendí muchas cosas también.

Terminamos la velada con cerveza y muchas risas, anécdotas como siempre que nos hicieron sentir a Ali con nosotros. Echamos en falta su risa.

Era el día del tatuaje.

Estaba nervioso. No era el primero, aunque cuando me tatué en la boda de Sofía el alcohol opacó parte del dolor.

Pero esta vez no, iba a ser real.

Tenía muy claro qué quería y dónde.

Le comenté mi idea al chico y le encantó, dijo que hacer tatuajes con tanto significado le encantaba.

Empezó la aventura.

Una hora y cuarto después terminó.

Ya la tenía para siempre en mi piel.

Un "volví por mí" en letra cursiva quedó grabado en la zona baja de mis costillas, donde Alicia siempre quiso.

Ahora lo tengo grabado, por ella. Porque por Alicia yo daría mi vida.

La di, a punto estuve de morir por ella, pero se me adelantó.

Llegué a casa emocionado con mi nuevo complemento de tinta.

Sofía se había quedado cuidando de Lucía.

-Sof, ¿dónde está la libreta donde apuntaste lo de...?

-En el segundo cajón de la cocina.

Allí que fui.

En esas hojas decidimos escribir lo que nos íbamos dando cuenta que Alicia nos enseñó.

Ahora era mi turno, mi octava línea por lo menos:

Yo, Lucas, me quedo con todas las promesas cumplidas. Ahora me toca a mí cumplirlas. Por ti.

FIN



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gracias por todo

#volvípormíforever

muchas cositas más en tiktokkk -> daliaacolomeer_

Volví por míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora