60. "SÍ, QUIERO"

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LUCAS

En el final de abril y el mes de mayo ocurrieron muchas cosas chulas: organizamos un pequeño babyshower al que vinieron los amigos de Madrid de Alicia, excepto Guillem. Su hermana sí que vino y le faltó saliva para pedir disculpas por todo, aseguró que no estaba enterada de absolutamente nada y que se sentía fatal por el comportamiento de su hermano. Fue el cumpleaños de la pequeña Júlia y fuimos toda la familia al autocine a ver una película de Disney que le encantaba y justo echaban ese día. Y lo más importante, nos fuimos de despedida de solteros.

Las chicas fueron a una discoteca y creo que las amigas de Sofía habían contratado un "bailarín". La pobre Alicia disfrutó bailando y bebiendo sus zumos de frutas mientras todas iban borrachas.

Nosotros, con algunos colegas de la empresa a los que me alegré mucho de ver, fuimos también a una discoteca ambientada en una sala de recreativos. Al comprar la entrada te daban fichas para jugar en las máquinas a los videojuegos de antes. Fue una pasada, hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien.

Terminamos la noche los dos grupos juntos en la bolera. Perdió el "boys team", y no porque ellas fueran mejores, si no porque iban más borrachas y se ve que el alcohol potenciaba su fuerza y puntería. También porque un par de veces hicieron trampas y tiraron más de una bola. Por suerte el negocio era de los padres de una de las amigas de la novia y estábamos solos.

También tuvimos momentos de angustia y drama cuando Ali recibió un correo de la tienda online por la que había pedido los zapatos y los complementos para la boda diciéndole que el paquete llegaría con retraso. Al final lo solucionaron yendo a una tienda en el centro comercial que ya vieron cuando se compró el vestido.

El vestido... Otra cosa que causó ansiedad y estrés. Tuvo que ir a arreglarlo 3 veces en la misma semana de la boda.

-¡Niña, para de crecer ya! -gimoteó repetidas veces en esos días.

Pero el agobio mereció la pena, estaba guapísima, parecía una princesa saliendo del ascensor.

Yo también iba bastante guapo, para qué mentir. Había arreglado un traje negro de mi padre para hacerlo más especial. Llevaba una pajarita de un color parecido al traje de Tamara, porqué del color del de Alicia fue imposible encontrar algo.

Tamara iba increíble. Ella parecía una Barbie más que una princesa. El vestido rosa palo con falda de vuelo por encima de las rodillas le favorecía un montón. Encima estaba súper morena y el color le resaltaba aún más.

Venían las dos chicas hacia el coche y me sentí muy afortunado.

-Qué dos perlas van a subir a mi coche, por favor.

-Eres tú, que nos ves con buenos ojos -apuntó Tamara entre risas.

Pasamos a recoger a Isabel y a Rafa para ir al sitio del evento.

La boda era por lo civil, nada de Iglesia. Habían reservado una sala preciosa que nos habíamos encargado de decorar con todo detalle.

Nadie sabía nada de los novios, ni su ropa, ni el peinado, ni los anillos, ni si ya estaban listos.

Conforme íbamos llegando íbamos cogiendo asiento en las sillas que habíamos puesto delante de una tarima donde dirían el famoso "sí, quiero".

No había mucha gente. Por parte de Sofía estábamos nosotros y sus amigas más cercanas, ya que por parte de padre no tenía notícias desde el día en que nació. La familia de Óscar era reducida: no tenía primos y solo tíos por parte de madre. Ellos lo preferían así, así todo quedaba en petit comité.

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