55. PLANES Y FAVORES

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LUCAS

Había escuchado toda la conversación entre Tamara y Alicia en la terraza de nuestro piso. No tenía nada que objetar al respecto. Yo quería muchísimo a Tamara, pero tenía razón: había aprendido a consolarme, y ahora tenía el motivo de mi desconsuelo a mi lado y no necesitaba nada más.

No quise entrometerme y dejé que Tamara fuera la que empezara esa conversación que teníamos pendiente cuando estuviera preparada para ello.

Al parecer nadie había dormido mucho esa noche, pues a las ocho y media de la mañana Sofía y Óscar estaban llamando al timbre con cafés humeantes para todos.

Charlamos simpáticamente un rato los cinco hasta que llegamos al tema "Amanda". Todos los rostros se oscurecieron y nos sumimos en un profundo silencio.

-Esto no tiene ningún sentido, chicos -dijo Ali-. No podemos ponernos así cada vez que mencionemos su nombre.

Ella, que es la que debería estar más afectada por el asunto, nos pedía que reaccionáramos de otra forma; era una caja de sorpresas, nunca cambiaría.

-¿Qué propones? -le pregunté inquieto por su respuesta.

-Yo no sé vosotros, pero yo aún no tengo el vestido para la boda.

-Yo tampoco, tía -aclaró Tamara.

-Planazo, nos vamos de compras. Sof, ¿te apuntas?

-¿Enserio me lo preguntas, nena? Vamos en mi coche.

Óscar trabajaba, todavía seguía en la misma empresa de siempre, en la que trabajaba Lucas, él ahora era el superior, el ojito derecho del jefe.

Yo no tenía ningún plan especial, así que me quedaría en casa para reflexionar sobre todo lo que estaba pasando. A lo mejor iría un rato al gimnasio.

-Chicas, id yendo a por el coche, os alcanzo enseguida -escuché que decía Ali antes de salir de casa.

Seguramente se habría dejado la plancha del pelo encendida.

Cuando entró por la puerta del salón la miré en plan burlón, levantando una ceja. Lo que no esperaba era que se acercara a mí y me pidiera ese gran favor.

-Por supuesto que sí, sabes que para todo lo que te haga falta voy a estar -le dije.

Cuando se fue me quedé con una sensación extraña en el cuerpo. No dejaba de darle vueltas a la conversación entre las dos chicas la noche anterior: ¿realmente Tamara sentía eso, o solo lo hacía por mí? ¿Y Alicia? No podía permitirme el lujo de hacerle daño otra vez.

Miles y miles de preguntas me mantuvieron ocupado toda la mañana, hasta que después de comer tuve que ir a trabajar y a darle explicaciones a mi jefa del cierre inesperado de la tarde anterior.

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uno cortito ;)

// daliaacolomeer_

⭐⭐⭐⭐⭐

Volví por míWhere stories live. Discover now