IX

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SOBRE CÓMO ES TENER UNA COMPAÑERA DE CUARTO




ÉL

Lunes, 21:10

Clare me envió un mensaje a las ocho de la mañana para confirmarme que Elisa trabajaría de mesera, de siete de la mañana a tres de la tarde. Le recordé que la cafetería abría a las ocho, aunque no conseguí ninguna explicación cuando añadió que ella sabía lo que hacía con su café.

Más tarde, Clare me avisó que hizo las compras para Elisa, que la ropa nueva estaba en mi apartamento. Lo que era su manera orgullosa de cumplir su promesa, conseguiría nuevos cambios de ropa para Elisa, pero no haría el papel de niñera llevándola de la mano a elegir la ropa.

A las cinco de la tarde, Dolores me llamó, para informarme que la señorita Elisa aun no llegaba.

A las siete y media llamó Teodoro, para decirme que Elisa acababa de entrar al edificio y que iba subiendo en el elevador.

A las ocho me llamó Dolores, para comentarme que mi invitada aun no aparecía. A las ocho y media, Dolores volvió a llamar para insistir en que ya había revisado todas las habitaciones y que, en efecto, Elisa no había entrado al apartamento. A las nueve, se disculpó Dolores porque tenía que irse, pero Elisa seguía sin aparecer. Así que llamé a Teodoro mientras conducía hacia al edificio y él aseguró que no se había despegado de su sitio y que en ningún momento vio a Elisa bajar del elevador.

Así que cuando bajo del automóvil y se acerca Teodoro para llevar el vehículo al estacionamiento del sótano, vuelve a repetirme que no hay señales de ella. ¿Se habría ido? Elisa sabe de la existencia de una puerta trasera para el personal, recuerdo, quizás decidió salir por ahí.

Entro al elevador sintiendo una oleada de enojo aparecer.

Le di una nueva oportunidad y ella decidió lanzar mis buenas intenciones a la mierda ni bien transcurrieron veinticuatro horas. Lo peor es que Clare ahora sabrá de todo esto y jamás me permitirá olvidarlo. Exhalo. Nunca me va a dejar de recordar la idiotez que cometí al meter a una extraña a mi vida.

Cuando llego a mi piso miro el largo pasillo, es imposible que Elisa estuviera en el apartamento si Dolores no le abrió la puerta. Me detengo en el pasillo del piso 32 y miro hacia los lados, solo es una corazonada. Camino hacia la puerta de emergencia que da a las escaleras, necesito verificar que ella no esté aquí.

Abro la puerta, creyendo que encontraré a Elisa fumando alguna droga o con una inyección en el brazo, tengo mi garganta preparada para elevar la voz y gritar que se vaya de mi edificio, pero lo que me encuentro en su lugar me silencia por completo.

Elisa está sentada en el segundo escalón, con sus brazos y piernas convirtiéndola en un nudo de huesos y completamente dormida.

Me agacho frente a ella, no huele a marihuana, alcohol ni alguna otra droga, llevo mis dedos a su cuello. Venga, tengo que asegurarme.

Respira, aunque puedo notar que está helada. El área de escaleras carece de ventilación e iluminación natural, así que contrario a lo que se esperaría es una zona muy fría durante la noche, aunque caliente durante el día.

Lleva una blusa simple de manga larga y sus brazos parecen estar formando a su alrededor un protector contra el frío, en vano porque su piel está también fría.

—Elisa —mi voz es clara, aunque no elevada.

Abre sus ojos de par en par y mira de un lado a otro hasta enfocar su vista en mí, parpadea.

UNA DAMA DE CRISTAL (SAGA LA VIDA DE ELLAS) #Olimpiadasliterarias23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora