XL DEMONIOS, TORMENTAS E INFIERNOS

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ELLA

Fragmento de un recuerdo

Recuerdo que dibujaba un río en las calles de la ciudad, mientras fingía prestar atención a las palabras del profesor. Eran las primeras semanas del semestre y ya era incapaz de sentir interés por la carrera de leyes.

—Eres muy buena —no fueron las palabras sino el tono impregnado de asombro el que captó mi atención y ahí estaba a mi derecha, un joven de ojos alargados que veía con atención mi garabato—. Lo digo en serio —reafirmó.

Yo pintaba desde niña, pero nunca me había creído mucho que el dibujo fuese lo mío, mamá era una profesional a mi lado y era muy difícil comparar mis experimentos artísticos al lado de la obra de ella, por eso ni siquiera consideré estudiar arte cuando llegó el momento de elegir universidad.

—Es sólo un dibujo —le resté importancia, pero él negó aún atento al cuaderno.

—Es como si el agua tuviera recuerdos.

Sonreí un poco cuando descubrí que él había comprendido el concepto.

—Eh sí, justo eso.

Y entonces me miró y sonrío, alargando sus labios tan lento que me pareció imposible no prestarle atención.

—Eric —estiró su mano hacia mí a modo de presentación y antes de que yo pudiera darle mi nombre el profesor gritó su nombre seguida de una pregunta.

Creí que así era el amor a primera vista.

No sé, tenía dieciocho años y Eric sabía exactamente qué decir y cómo para llamar mi atención, pero había más. Era como si al mirarme pudiera ver a través de mí, Eric nuca cayó en mis mentiras, a diferencia de mí que caí en las suyas. Me enamoré tan rápido y tan fuerte que ignoré las advertencias por él.

Eric era el mejor de la clase, y no precisamente por su inteligencia sino porque sabía exactamente qué decir y cómo para que los profesores lo consideraran sobresaliente. Tenía una habilidad casi nata de hacer que sus palabras fueran tomadas en serio, lo que quiero decir, es que él sabía mentir, pero entonces yo no lo llamaba mentiroso sino carismático.

Él a diferencia de mí, sabía exactamente a dónde quería llegar y cómo; por ejemplo, no debía perder su beca y tenía que mantener sus calificaciones intactas para eso. No es que yo no pensara en el futuro, lo creí garantizado para mí. Incluso cuando decidí abandonar leyes, no me preocupé por lo que vendría después, tenía el apoyo de mis padres y papá me dio un trabajo como su asistente mientras analizaba mis opciones, lo que ocurrió conmigo es que al perderlos a ellos, perdí el camino al futuro.

Pero creí que tenía a Eric.

Gracias a él fue que acepté que era buena pintando, buena a un nivel pretencioso que antes de él no tenía. Del nivel de artista que acepta retos para hacer caricaturas de la hermana del hombre con el que vives, del tipo de persona que juzga otros cuadros en museos mientras fantasea con ver su obra en esas mismas paredes.

—Deberías ser pintora —me decía cada que me encontraba haciendo algún garabato en el cuaderno. Sin darse cuenta, fue instalándome esa idea de raíz, decía que era lo suficientemente buena para ganar dinero. Lo que no asumió Eric es que yo no haría una cosa ni otra.

—Voy a abandonar la carrera, leyes no es para mí.

—¿Y qué estudiarás?

—Me quedaré en casa mientras decido qué hacer.

UNA DAMA DE CRISTAL (SAGA LA VIDA DE ELLAS) #Olimpiadasliterarias23Where stories live. Discover now