XXI

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SOBRE CÓMO SON LOS EFECTOS DE LAS COPAS EN ELLA

Ella

Muy noche y ebria

Hago un recuento.

La copa de vino, durante la cena.

La copa de vino, mientras conversábamos en la mesa sobre Leonardo, después de la cena.

El shot de tequila, al llegar al bar.

El otro shot de tequila, antes de ser jalada por Rose para ir a bailar.

El Martini, porque somos mujeres y las doce de la noche.

Un shot de tequila extra porque es la canción favorita de Victoria

Un shot más para que se jodan los hombres aguafiestas que no bailan con nosotras.

Otro shot de tequila, porque ya llevábamos mucho tiempo bailando sin tomar.

El otro otro shot de tequila, porque... ¿por qué? No lo sé, solo sabía que seguía ardiendo mi garganta y lo bebí.

Después de pedir la cuenta, Lucas dio a conocer la siguiente parte de su cumpleaños: ir a un club. Aunque honestamente este lugar es demasiado para cualquiera.

Es más como una cosa de ricos. Hay sillones de cuero por todo el lugar, pequeñas mesas donde te llevan botanas y bebidas, espacios de baile en la planta alta, en la planta baja, en el segundo piso y en el balcón. Era un laberinto, también. Al parecer si te separabas de alguien era imposible volverle a encontrar.

Fui jalada por estas tres animadas mujeres a bailar y no volví a encontrar a Leonardo. ¿Acaso él sigue todavía aquí?

Miro a mi alrededor, aunque no hay rastros de él. No me dejaría aquí, ¿no?

Una vez, en la universidad, fui a una fiesta con Eric. Él estaba tan borracho que se olvidó por completo que venía acompañado y se fue sin mí. Regresó por mí después de una decena de llamadas al buzón, por lo menos. Pero ya tengo historial siendo abandonada en fiestas.

Aunque Leonardo no es un niño y mucho menos un idiota universitario, pero tampoco es mi novio; y no tiene ninguna obligación conmigo, posiblemente se fue y yo ni siquiera tengo dinero para pedir un taxi.

—¿Otro trago? –pregunta Victoria en mi oído sin dejar de bailar, niego con mi cabeza y ella no insiste. Me siento incomoda y aturdida, es el alcohol haciendo efecto en mi sistema. El alcohol y yo no somos amigos, no me hace más feliz ni más divertida ni más bailarina, me aturde. Me siento torpe y lenta, mis ideas también avanzan tropezando en mi cabeza y es difícil pensar de manera coherente.

—¿Dónde está Leonardo? –le pregunto o grito a Clare, ella se acerca a mí porque al parecer no me ha entendido— ¡Leonardo! –ella se encoge de hombros y sigue bailando sacudiendo su cabeza.

Les hago una seña a las tres mujeres con mis manos que volveré en un momento y que iré por más bebidas, antes de caminar en sentido contrario.

Lo peor del alcohol es que cuando estoy consciente de él es imposible que no comience a sentir ansiedad. Cómo una opresión en mi pecho, dolor en mi cabeza, como si mi cuerpo se resistiera a solo embriagarse y dejarse llevar. Me resisto y eso me abruma más.

Así que necesito agua.

Y como soy estúpida y borracha, o estúpida por estar borracha, termino en el baño. Pues, porque aquí hay una llave con agua ilimitada y eso según mis torpes ideas tiene sentido.

—Oh, estás en el lugar equivocado, linda –levanto la cabeza del lavamanos. Levantó una ceja ante el desconocido que se atrevió a entrar al baño de mujeres. Hasta que miro a la derecha de él y veo el orinal. Oh cielos.

UNA DAMA DE CRISTAL (SAGA LA VIDA DE ELLAS) #Olimpiadasliterarias23Where stories live. Discover now