Cuerdas: al cuello, flojas y resistentes

127 14 27
                                    


Miércoles, 03:22

Siento como si el tiempo se me escurriera entre los dedos. Leonardo dijo que me daría los días que necesitara antes de iniciar la demanda. Hay tanto aun por arreglar, necesito asegurarme que seré capaz de cuidar a Adrián por mi cuenta. ¿De qué me servirá tenerlo si no puedo ser autosuficiente para él? No lo puedo arriesgar a eso. Lo amo lo suficiente para añadirle más semanas a nuestra separación.

Hay tres cosas que tengo que hacer antes de comenzar la demanda para recuperar a Adrián:

La primera es tener dinero, vender mis obras, pintar, conseguir clientes que quieran una pintura, ganar dinero con eso. Seguir pintando, vendiendo y ganando dinero. Necesito que la pintura, el legado de mamá, se convierta en mi arma para defenderme en el mundo exterior.

En segundo lugar, necesitamos encontrar a Eric. Donde sea que se haya escondido debe salir en algún momento, Leonardo no lo quiere de cómplice para hundir a Tía, quiere que pague las consecuencias de sus actos. Una parte de mí quiere eso, justicia; pero la mayor parte de mí sólo quiere mi vida de vuelta, en especial a Adrián. Mi hermano es todo lo que quiero.

Y finalmente, prepararme para confesarle mi pasado a Leonardo, y estoy convencida, cada día más, que mi pasado es incompatible con el futuro a su lado, así que también me preparo para despedirme.

No sé cómo será posible, pero mientras lo descubro planeo disfrutar mi vida a su lado.

-Tramposa -se queja Leonardo soltando el control del videojuego, me río mientras carga la siguiente partida.

-Gané con honor.

-¿Honor? Has estado escondida la mitad de la partida y la otra mitad empujándome, ¿cómo puedes llamarle una partida honorable?

-Nimiedades -le resto importancia a mis trucos para ganar.

-Y estás en ropa interior.

Sonrío.

-Lo que me recuerda que me debes una prenda por perder -le digo, pero Leonardo jala su último calcetín antes de quedar sólo en bóxer.

-Sabes que podríamos saltarnos todo esto e ir directo al sexo, ¿verdad?

Mi sonrisa se amplia.

-No si no ganas, porque yo sigo vestida. Además, tú fuiste el de la idea de jugar a esto -le recuerdo.

-No, fuiste tú.

Sonrío, bueno, tal vez es cierto. En mi defensa cuando gané la primera vez, me pareció un buen pretexto para ir desnudando a Leonardo, aunque esto nos ha tomado ya una hora de nuestro tiempo.

-Ven, vamos -digo poniéndome de pie y estirando mi brazo hacia él animándolo a seguirme. Frunce el ceño.

-¿Vamos?

-Sí, a la cama y luego seguiré pateando tu trasero en el Xbox.

Se ríe y niega mientras se cruza de brazos.

-Olvidalo, Elisa, no tendré sexo contigo para que vengas a jugar videojuegos sin distracciones.

-Está bien -vuelvo a sentarme y tomo el control con mi atención en la televisión.

-Estás provocándome -descubre con cierto tono de asombro, le levanto una ceja y niego aunque mi sonrisa me delata como siempre.

-¿Yo? No, ¿por qué haría eso? -aunque mi tono falso es más que evidente.

UNA DAMA DE CRISTAL (SAGA LA VIDA DE ELLAS) #Olimpiadasliterarias23Where stories live. Discover now