XXXVIII

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Sobre cómo dar espacio
Ella

Secret Garden – Bruce Springsteen

Me miro en el espejo intentando encontrar la motivación para actuar como antes, pero mi reflejo sigue pareciéndome decaído, ¿decaído digo? Tengo el corazón en pedacitos. Lo que puede que no tenga sentido, pero lo tiene. Leonardo y yo estamos a distancia en años luz emocionalmente. Lo amo. Lo tengo claro, pero sé que él no me ama, y honestamente no creo que pueda llegar a amarme. Hace poco más de mes y medio rompió su compromiso, y hace un mes debió estarse casando. ¿Cómo podría amar después de tan catastrófico desenlace? Soy la curita encima de una herida grave, no soy una solución, solo una distracción.

Estoy jugando con fuego aquí y yo no sé jugar con fuego, así que tengo heridas de fuego de tercer grado. ¿Qué se puede hacer cuando se quiere tanto? Desquerer. Supongo. Dejar de quererlo es lo más seguro para ambos. Aunque no sé si eso es posible. Así que imaginariamente voy buscando ladrillos para construir una barrera entre los dos. Es lo más seguro para mí y necesito asegurarme de estar bien.

Él no me quiere de esta manera, y sé que será imposible que lo haga. ¿Cómo podría pretender que puedo hacerlo para ganarme el corazón de Leonardo? Imposible.

Después de bañarme y vestirme salgo de la habitación, escucho la voz de Leonardo en la cocina, ¿está con alguien? Camino de puntillas hasta ahí y puedo corroborar que está al teléfono, mientras parece estar preparando hot cakes y jugo. Me escondo tras la pared del pasillo intentando captar algo de la conversación.

—Lo siento, mamá.

Pasan unos segundos antes de volver a escuchar su voz.

—Debí decírtelo, ¿cómo iba a creer que ellos fueran a asisitir? Se necesitaría ser un —parece ser interrumpido, varios segundos en silencio antes de que vuelva a hablar—. Lo sé... sabes que no me importa lo que esa gente tenga que decir de mí —y suena honesto— lo sé, ya hablé con ella —esta vez otro largo silencio—. ¿Crees que no lo sé? —ahora suena un poco enojado— ¡Oye! ¿Qué clase de vocabulario es ese, Elena? —y ahora asombro—. Sé que pude haberlo evitado y lamento no habértelo dicho antes —una pausa más larga esta vez—. Lo sé —esta vez suena decaído—. Clare también intentó advertirme... porque yo le pedí que no te lo dijera... Para con eso, ¿no crees que sé lo que significaba Roberto para ti?... Sé que no es lo mismo a un hijo, pero... Sólo no quería que intervinieras... mamá —el tono de frustración sigue ahí—. Lo sé, fue mi error por pensar que Daiana se mantendría alejada de mí —una pausa más larga que todas las anteriores sigue—. Sé que lo hice, ¿no crees que es lo que más lamento de anoche? Elisa no debió recibir ningún tipo de ataque en tu fiesta —me quedo de piedra al escuchar mi nombre en la conversación y ahora me esfuerzo más por no perderme ni una línea—. Yo ya hablé con ella —su tono de voz es triste—. Ella sabe que soy un idiota por no contárselo antes, no creo que tengas que hablar con Elisa y decírselo personalmente —una inevitable sonrisa aparece en mis labios—, sólo te llamé para disculparme por arruinar tu fiesta... me alegra escuchar eso —hay alivio en su voz—. No hay manera que alguien pudiera opacarte en tu aniversario sin importar el drama... De acuerdo... Ya sabes que no celebro mi cumpleaños —

Su cumpleaños, Clare dijo que él no lo celebraba, aunque no me contó los motivos, sin embargo tenía un plan junto a Clare para ese día y ahora eso también estaba en el basurero junto a mis sentimientos, una bola de púas se instala en mi estómago.

—No te preocupes, aceptaré una cena cuando regresen... Dale un abrazo de mi parte a Randall... Disfruten su viaje.

Camino hacia la recamara y una vez llego a mi puerta, hago el recorrido hasta la cocina ahora sin caminar de puntillas.

UNA DAMA DE CRISTAL (SAGA LA VIDA DE ELLAS) #Olimpiadasliterarias23Where stories live. Discover now