60 Confesión, conflicto y confusión

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James Quinn - A gentle sunlight

ÉL

Elisa me enseñó tres cosas del amor:

Dar o recibir no es lo importante, es acerca de estar, solo estar. Ni citas elegantes, ni regalos costosos, la presencia basta. Y a veces solo estar cuesta más que todo lo otro.

No se trata de anteponer la felicidad de ella sobre la mía, ni la mía sobre la de ella, es encontrar el equilibrio en que ambos podamos conseguirlo. Y cuando su felicidad se derrumba entonces poner mi esfuerzo para mantener en equilibrio la balanza.

El amor no es condicionado. Estás para la otra persona sin términos ni condiciones, y eres lo que necesitas que sea: un extraño, un compañero de piso, un amigo, un falso novio, un novio real, la persona que guarda tus secretos. Amas cada parte de esa persona: sus defectos, manías y pasados incluidos.

Aunque eso no lo vuelve más sencillo.

Elisa inspira hondo y cuando habla lo hace con voz baja, como si sus palabras pudieran llegar a otros oídos fuera del apartamento.

-Cuando Eric me echó, no tenía idea de a dónde ir... empecé en un motel barato, luego renté un apartamento pequeño amueblado mientras conseguía empleo -su cabeza se mantiene en mi dirección, pero sus ojos se quedan bajo mi cuello-, pero el poco dinero que tenía conmigo se redujo muy rápido. Me mudé a las afueras de la ciudad a un lugar más económico, y empecé a vender algo de lo que llevaba conmigo. Empecé con dos maletas de ropa y terminé pronto con una mochila. Había pensado que el restante de la herencia me duraría tres meses, pero apenas tenía algo de eso cuando había pasado un mes. Y seguía sin conseguir empleo. Desayunaba tarde, buscaba empleo, cenaba temprano y me iba a dormir. Me limité por unas semanas a esa rutina. Hasta que el dinero era el de una semana. Y entonces una vecina lo sugirió, dijo que era joven y bonita y que no debía sufrir por eso...

Y es una suerte que ella no me mire a la cara porque soy incapaz de mantener mi rostro inexpresivo. Puedo imaginarla empezando su vida en una nueva ciudad, sin nadie a quien recurrir, sin sus padres, sin su hermano, sin dinero y sin saber cómo hacerlo todo por su cuenta.

-Yo tenía un plan -sacude la cabeza- estudiaría para ser dentista como papá y pintaría en mis ratos libres -retuerce sus manos sobre su regazo-. En lugar de eso, me fui del edifico que rentaba y busqué refugios para personas de la calle -con que así es como llegó a ese lugar-, ahí dormía la gente y te daban de comer gratis, no tendría que preocuparme por la renta y podría buscar un trabajo mientras tanto... sonaba muy fácil. Yo de verdad quería que funcionara eso. Todo lo que tenía entraba en esa mochila, el dinero, la ropa, todo. El refugio me dio unos días extras, comida gratis, techo gratis, pero nada de paz. Ni siquiera me atrevía a quedarme dormida porque estaba lleno de personas alcohólicas y drogadictas, y esos días me bastaron para escuchar todo tipo de historias horribles de las mujeres para saber que me había equivocado. Fue la única vez que le llamé a Tía y le imploré volver, pero no le importó nada de lo que le conté. Sólo me recordó que no tenía a nadie.

Cuándo pensaba que mi odio a la mujer no podía aumentar, lo hace.

-¿Qué pasó después? -intento que mi tono de voz sea bajo y tranquilo para infundirle la confianza que necesita para continuar.

-Vendí el celular. Encontré un pequeño apartamento con pocos muebles. Seguía buscando empleo, pero cada vez era más difícil siquiera que me dejaran pasar, yo... no sabía qué hacer, ni siquiera tenía a quien llamar para pedir ayuda. El único número que sabía de memoria era el de la casa y Adrián no podía hacer nada por mí. La vecina del primer lugar en el que viví lo había sugerido, yo era joven y bonita y había muchos bares y... -Elisa hace una pausa más larga esta vez-prostíbulos alrededor -calla por unos segundos y como yo no digo nada ella continúa-. Llegué a ese bar, lo había sugerido mi vecina como uno de los decentes... entre lo indecente. Don era casi humano con ellas. Me dio a elegir desde el principio, lo único claro que tenía es que debía tener la puerta de salida para irme de ahí cuando quisiera, así que él aceptó mis términos y yo los suyos.

UNA DAMA DE CRISTAL (SAGA LA VIDA DE ELLAS) #Olimpiadasliterarias23Where stories live. Discover now