V. Hokage

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No era sencillo para Shisui exponer su corazón tan fácilmente a un extraño, incluso si siempre actuó como una mariposa social y se ganó el favor de la gente, siendo muchísimo más accesible que cualquier Uchiha de su clan que hubiese existido, eso no significaba que fuera totalmente sincero con las personas.

Era fácil observar cómo complacer a los demás, mirar a las personas y actuar en consecuencia, tomar el mejor rumbo de acción y ganar rápidamente a las personas con su encanto.

Pero hablar de sus problemas, de sus miedos e inquietudes, denudar su corazón y dejarse ser vulnerable con otra persona, no era el fuerte de Shishui, mucho menos de cualquier Uchiha, especialmente porque era un Uchiha.

Pero ahora era una oportunidad, si el Hokage era tan bueno como había escuchado y visto con anterioridad, sabría que ese hombre de sonrisa amable y lengua plateada, se engancharía a Danzo como una serpiente y no lo dejaría ir fácilmente, incluso podrían arrestar a Orochimaru antes de tiempo y evitar que ese se escapara de la aldea.

Namikaze Minato era un hombre amable, cariñoso, servicial y dedicado a su aldea, todos en el pueblo lo adoraban... o al menos la parte civil del pueblo y gran parte de los Shinobis y Kunichis, pero los grandes clanes no estaban realmente bien con él cuando se trataba de sus intereses. Yondaime Hokage se ocultaba detrás de una sonrisa suave y ojos amables, tal como su velocidad en el campo de batalla, desarmaría a un oponente político incluso antes de que comenzara la discusión.

Con el relámpago amarillo al mando, incluso si los clanes se podían mover más libremente que con Sandaime-sama, nadie querría tratar con la enorme montaña que era ese hombre rubio, porque absolutamente nadie en las grandes cinco naciones ninjas quisiera estar en la mira del Relámpago Amarillo de Konoha, mucho menos en su lado malo.

Aunque su gobierno fue corto, Namikaze Minato logró estabilizar rápidamente las aguas turbulentas de Konoha y guiarlas hacia el mejor camino con decisiones decisivas y acertadas. Si no hubiera peces agitando el estanque, seguramente la paz no hubiera sido un problema siempre que tuvieran el inmenso poder disuasorio del Yondaime Hokage, que al igual que el Nidaime Hokage, era un inventor y genio nato a la hora de establecer nuevos jutsus o implementar las políticas de la aldea de una manera suave y fluida que no agitara el rio hasta que finalmente diera la vuelta al tablero invirtiendo las aguas permanentemente.

Apenas se dieran cuenta de su movimiento, el hombre ya habría conseguido todo lo que quería y no habría forma de revertir la situación.

Shisui tomó una respiración profunda y miró con inquietud la casa del cuarto Hokage.

Era una terrible falta de respeto y ética que se metiera en la casa de su líder para hablar de temas tan serios fuera de su oficina, pero por mucho que quisiera simplemente irrumpir en la oficina del Hokage con toda confianza como lo hacía con anterioridad, temía si había ratas ocultas entre los hombres confiables del Hokage o si hubiera algún sello oculto de espionaje que le permitiera a Danzo conocer la situación y que el hombre actuara en consecuencia.

Solo tenía siete años, su cuerpo era joven e inmaduro, incluso si tenía la fuerza y experiencia para derribar a varios ninjas y su Mangekyo le daría una gran ventaja a la hora un combate contra ninjas más poderosos, ni su chakra ni cuerpo aguantarían el peso de sus habilidades o de una batalla prolongada.

En esta situación, tenía que ir a por el Rey.

Si lograba poner a Minato de su lado, el juego terminaría antes de que comenzara.

Si se equivocaba, su segunda oportunidad se iría a la mierda y su clan sería condenado por intentar atentar contra el Hokage en su propia vivienda.

—¿Mmm? ¿Shisui-kun? —habló sorprendido el rubio al ver al pequeño Uchiha apunto de llamar a su puerta—. Es bastante tarde, ¿No deberías de estar descansando?

So Mine [Yandere! Uchiha Shisui]Where stories live. Discover now