LXIV. Nervios

365 51 12
                                    

Ver a Elise en traje de baño fue difícil para Shisui, en especial porque estaban rodeados de personas y no podía simplemente saltar salvajemente sobre ella y empezar a follarla como conejo en celo, por lo que supo jugar bien sus cartas y "amablemente" se ofreció a ponerle bloqueador solar a su amada Elise.

No hace falta ni decir que Elise estaba completamente sonrojada y a punto de tirarle una sombrilla a la cabeza cuando "terminó" de ponerle bloqueador solar.

Jugar en el lago fue divertido, al agua estaba tibia y era perfecta, los pequeños rayos del sol asomándose entre las grandes copas de los árboles que poseían enormes hongos bioluminiscentes hacía que todo pareciera sacado de un cuento de hadas nuevamente, pero como estaban en el mundo real, Elise solo podía maravillarse por las vistas... y escapar de Shisui y sus manos traviesas.

-Enserio, ese hombre es un pervertido, Elise se pregunta si con el tiempo sus hormonas locas se atenuaran y es solo cosa de ser un adolescente hormonal... Elise ruega a todos los dioses existentes que sea así-.

Elise estaba cien por ciento segura de que si hubiera utilizado un bikini, cuando quisiera salir del agua, estaría completamente desnuda bajo las hábiles manos del ladrón Uchiha que se escabullía debajo del agua para volverla loca y asaltarla cuando está desprevenida.

Como venganza, Elise hizo que Shisui cargase en sus hombros a Kimimaro a la vez que la madre de Karin sostenía a la niña en sus hombros y ambos niños jugaban a empujarse juguetonamente -aunque en realidad era más que Karin quería derribar al albino porque sí y Kimimaro no quería perder ante una niña, no porque la subestimara, sino porque esa pelirroja estaba loca si creía que se dejaría derribar frente a sus salvadores-.

Incluso si Kimimaro era un poco serio y muy malo con las señales sociales, lentamente se había ido abriendo hacia este animado ambiente familiar.

Y bueno, no es como si importase si Kimimaro era más brusco con Karin, esa niña poseía una fuerza monstruosa incluso si ella no lo sabía -Karin lo sabía, de lo contrario, ¿Cómo podría haber matado a tantos ese día? Kimimaro no era diferente, ambos eran monstruos con piel humana, pero nada comparado con ese demonio de ojos rojos y esa horrible sonrisa sanguinaria-.

Animando a ambos para que ganaran, finalmente todo terminó en un empate cuando alguien se lanzó desde una de las copas de los árboles y desestabilizó a los dos adultos, haciendo que ambos niños se fuesen de espalda contra el agua.

Elise rio fuertemente de todos mientras les entregaba toallas para que se secasen.

Después de eso, fueron a la cafetería en la que trabajaba la hija del señor del día anterior, por lo que fueron secuestrados por gatos y pasaron toda la tarde enterrados bajo sus peludos traseros.

-Elise no notaba las miradas de lastima de una joven un año mayor que ella, no notaba las miradas que le enviaba la joven hija de Adib, pero Kaira y Shisui si, Kaira comprendía lo que veía en los ojos de la mujer, pero Shisui no y odiaba a esa perra que todo el tiempo estaba intentando acaparar la atención de Elise o insinuarle que huya. ¿Caso no lo ve? Esa mujer es suya, suya, suya, solo suya, su mujer, su esposa y la madre de sus hijos-.

Kimimaro encontró su animal favorito en los gatos.

Karin odió a esas bolas de pelos con patas, ¿cómo se atrevían a robarle su comida y llenar su boca de pelos?

Mientras tanto, los padres que también habían sido secuestrados por gatos, solo podían mirar el techo en enorme felicidad con las mejillas sonrojadas por la esponjosidad de los mininos los cuales servían como calentadores corporales y una especie de masajistas ronroneadores profesionales.

So Mine [Yandere! Uchiha Shisui]Where stories live. Discover now