VIII. Familia

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No fue hasta la tarde del día siguiente que los soltaron del refugio y, sinceramente, Konoha era tan grande que Elise temía perderse si deambulara sola sin sus padres o guardaespaldas, en especial con toda esa gente caminando de vuelta a sus hogares luego de que hicieran una lista de los supervivientes en el refugio.

Después de esta horrible experiencia de casi morir aplastada en el ataque del Kyubi, Elise estaba aún más decidida a mantenerse lejos de los personajes principales de Naruto y no seguir con el camino ninja, pero por el momento, se aferraría a Shisui para que la guiara y no le sucediese nada malo.

Dios sabe que es lo que le podrían hacer estos adultos, no todos eran buenos en el mundo de Naruto y, después de decir su apellido, estaba segura que había varios ojos mirándola. Nacer en una familia rica significaba tener todo lo que quisieras, nacer en una familia rica no shinobi, significaba que solo eras una oveja gorda para todos y que eras extremadamente vulnerable a los secuestros, asaltos, robos, intimidación etc. Obviamente, Elise solo sabía defenderse lo básico, como... dar una patada en los huevos y correr como que te lleva el diablo.

Claro, sus hermanos shinobi que recorren (o recorrieron, en el caso de Asher) le han estado enseñando un poco sobre como manejar Chakra por su seguridad, pero nada intenso porque ella era recia a aprender mucho a defenderse. Tiene dinero, les dará una bofetada con un fajo de billetes a los malandros mientras un escuadrón de gorilas (guardaespaldas) o ninjas la escoltan.

Pero ahora, no podía confiar en nada, no cuando ni sus padres, hermanos o su dinero estaban con ella.

A excepción de una variable; Uchiha Shisui, un niño prodigio dentro del clan Uchiha que, si no se equivocaba, despertó el Mangekyo a los siete años y que el chico es recto como una tabla en cuestión de su moralidad, una vez que tenga subconscientemente el deber de ayudarla y cuidarla, el chico no fallaría en su misión.

Insistía, no quería involucrarse mucho con la trama de Naruto, era recia a ser arrastrada a una guerra en donde seguramente sería la primera en morir, claramente agarraría mal un kunai en la escuela y terminaría muerta porque se lo clavó en la cabeza por accidente -(o termina clavándoselo a un maestro y termina siendo arrestada por asesinato, ¿Quién sabe?)-

Ella tenía muy buena suerte, pero no quería arriesgarse a apostar cuanta suerte tenía.

Entonces, sin desaprovechar la oportunidad, ella se aferró al muslo dorado que estaba frente a ella y tuvo el descaro de no soltarse.

Con ojos de cachorro, pequeñas lágrimas bordeando las esquinas de sus ojos y aferrándose al brazo de Shisui, Elise rogó por favor que la acompañara hasta su casa.

Shisui sintió una flecha atravesar su corazón y se lamentó no tener una cámara a mano.

Por supuesto, siendo el -futuro- novio comprensivo, cariñoso y responsable que era, Shisui no dejaría que su linda y adorable -futura- novia caminara por las peligrosas calles de Konoha sola luego de haber estado a punto de morir por una roca voladora salvaje en el ataque del kyubi.

Caminando uno al lado de otro, Shisui dejó que ella se aferrara a su brazo y le dio pequeñas palmadas en su cabeza para consolarla.

El camino hacia su casa fue largo, tan largo que él en algún momento se inclinó para que ella subiera a su espalda y continuaran caminando hacia el hogar de Elise. La niña se relajó en la espalda del niño y luego se durmió nuevamente, por lo que ni siquiera se enteró cuando llegó a su casa ni se cuestionó como es que Shisui conocía el camino a su casa, donde vivía y como entró específicamente a su habitación.

Cuando Elise se volvió a despertar, Shisui había traído unas galletas recién horneadas con chispas de chocolate y un vaso de leche.

-¿Sabes cocinar? -preguntó maravillada Elise mirando con sus grandes ojos celeste pastel al azabache.

So Mine [Yandere! Uchiha Shisui]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora