Pequeño lobo arrepentido.

33. Descanso al aire libre.

Esta serie de eventos fue realmente difícil de seguir. Justo cuando Qin Chi estacionó el auto en el campo, recibió un video enviado por Mu Zi.

No se sabía quién había filmado el video, pero fue tomado en una estación de peaje en la autopista. Varios hombres armados vestidos de negro estaban escondidos en el puesto, y abrían fuego cada vez que alguien se acercaba.

Dado que la intersección estaba bloqueada, era difícil para los conductores atravesarla directamente, y en su mayoría terminaban con sus autos destruidos y heridos o muertos.

También había algunos zombis merodeando fuera de la cabina de peaje. Si alguien intentaba pasar, los zombis los perseguían. Estaban agrupados en el cruce, y parecía que originalmente eran personas que habían sido asignadas para bloquear y proteger el área antes de ser atacadas por los zombis.

En cualquier caso, les resultaba difícil salir de la ciudad.

Qin Chi golpeó el volante con fuerza y pensó: "¡¿Qué demonios está pasando aquí?!"

¿Qué querían hacer esas personas en el video? ¿Por qué querían luchar contra los humanos junto con los zombis?

De cualquier manera, no podían salir de la ciudad por el momento. Qin Chi y Zhang Zhi se quedaron en el campo sin saber a dónde ir.

No poder salir de la ciudad significaba que tendrían que lidiar con las criaturas dentro de la ciudad. Y lo que era más aterrador eran las personas con malas intenciones.

Los zombis no tenían pensamiento propio y no planeaban hacer daño a propósito, pero los humanos podían hacer cualquier cosa por un paquete de fideos.

Después de renacer, aparte del grupo de Zhang Zhi y Lao Yuan, Qin Chi no confiaba en nadie más.

Después de pensarlo por un rato, Qin Chi decidió encontrarse primero con Lao Yuan y los demás para tener apoyo mutuo.

Justo cuando Qin Chi estaba a punto de llamarlo, Zhang Zhi ya se había puesto en contacto con Mu Zi.

"Les envié nuestra ubicación, y ya están viniendo", dijo Zhang Zhi mientras miraba su teléfono y transmitía la ubicación de Lao Yuan y los demás a Qin Chi.

Qin Chi suspiró aliviado y luego observó cuidadosamente su entorno. Antes, había estado corriendo sin rumbo y había llegado a un área desolada. Podía ver algunas casas dispersas a lo lejos, pero no había nadie en movimiento.

No había nadie cerca, así que Qin Chi encendió el detector dentro del auto. A través de la pequeña pantalla del televisor del vehículo, podía ver cualquier movimiento en un radio de diez metros.

Esta idea la había obtenido del detector en el auto de Lao Yuan y, por emergencia, Qin Chi también había instalado uno en el suyo para poder quedarse en el vehículo con tranquilidad.

Ya era por la tarde y Zhang Zhi se dirigió al compartimento trasero para preparar la comida y hacer algo que les llenara a los dos.

Aún había arroz y fideos en el maletero, así que Zhang Zhi tomó un poco de arroz y cocinó una olla de arroz blanco. También abrió dos latas de carne para improvisar una comida.

En el auto no tenían una pequeña cocina como la de Lao Yuan y los demás, así que no podían cocinar por sí mismos.

Sin embargo, en un entorno tan difícil como el del apocalipsis, tener algo de comida era una gran bendición.

Zhang Zhi estaba cocinando mientras Qin Chi navegaba por información en línea.

En ese momento, las comunicaciones en la ciudad de Luo aún no se habían interrumpido y todavía quedaba algo de tiempo antes de que se paralizaran por completo. A pesar de que toda la ciudad se encontraba en estado de emergencia, algunos de los servicios de transporte aún funcionaban de manera normal.