123. Sospecha.

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Eso, tanto Lao Yuan como Qin Chi, lo averiguaron en secreto, con miedo de ser descubiertos y causar problemas.

Se lo preguntaron a muchas personas, pero al parecer no encontraron nada fuera de lo normal. Después de pensarlo por un tiempo, Qin Chi decidió ir a la oficina de registro a preguntar.

Aquel día, el registrador parecía estar ocultando algo.

Después, Lao Yuan y Wen Jia llevaron suministros al comedor para apoyar a Qiao An, mientras que Qin Chi fue a la oficina de registro con Mu Zi.

Para ese momento, ya era casi mediodía y los funcionarios oficiales que habían sido reclutados iban a almorzar.

Qin Chi cogió una mochila con papel higiénico y pan, y buscó al registrador.

El empleado lo reconoció, e impaciente, hizo un gesto con la mano.

-Ni se molesten, de verdad que no tengo información relevante. Si están tan desesperados, vayan a buscar ustedes mismos por la base.

Qin Chi no tenía prisa, colocó la mochila en el mostrador y, palmeándola ligeramente, fue directo al grano:

-Desde que vinimos a investigar aquí, hemos estado siendo molestados constantemente. Hermano, no he venido a causar problemas. Esta mochila tiene muchas cosas buenas, papel higiénico, pasta de dientes, cepillo de dientes, cigarrillos y pan. ¿Estás seguro de que no quieres hablar conmigo?

Cuando el registrador escuchó que había tantas cosas buenas en la mochila, de repente su mal humor desapareció.

No había que subestimar los artículos de higiene personal como la pasta de dientes, que antes del apocalipsis eran comunes, pero que actualmente eran más valiosos que el arroz. ¿Cuántas personas ahora no deseaban tener, más que cualquier otra cosa, un poco de artículos de aseo en sus manos? Además, también estaba el papel higiénico, sin papel era incómodo ir al baño, y sobretodo limpiarse, para hacerlo solo podían utilizar una tela, la cual, después de cada uso, tenían que volver a lavar. Era como regresar a la antigua sociedad.

Y ni siquiera hacía falta hablar de los cigarrillos. Aunque uno mismo no fumara, lo más conveniente era guardarlos y usarlos para intercambiarlos por favores con los líderes de la base.

Mirando la mochila llena de suministros, el registrador alargó la mano para tomarla, pero Qin Chi se adelantó y le quitó la mochila de un tirón, luego lo miró con una sonrisa.

El registrador entendió y apretó los dientes antes de decir:

-Entren.

Qin Chi y Mu Zi intercambiaron miradas y entraron a la oficina de registro.

En ese momento, los tres eran los únicos allí, así que podían hablar sin rodeos.

-Siendo sincero, sí hay una persona llamada así en la base.

Qin Chi preguntó:

-¿Qué edad tiene y quién es?

-He oído que tiene alrededor de treinta y es uno de los fundadores de la base. -El registrador ya no tenía intención de ocultarlo más.

Qin Chi frunció el ceño. Por la edad, probablemente era el esposo de Qiao An, pero ¿por qué el registrador se había negado a decírselo cuando Qiao An se lo pidió?

Cuando Mu Zi hizo esa pregunta, el registrador simplemente respondió:

-La identidad de estas figuras importantes suelen ser un secreto en la base. Y los nombres de casi todos los fundadores no se pueden divulgar, así que aparte de nosotros, los registradores, y algunos líderes de igual estatus, casi nadie los conoce.

Pequeño lobo arrepentido.Where stories live. Discover now