Pequeño lobo arrepentido.

93. Zombies en la base.

"¡Ah-!"

El miserable grito atrajo al instante la atención de todos. Incluso aquellos que ya se encontraban afuera del patio se giraron para presenciar la aterradora escena.

El joven pareció transformarse en un espíritu maligno. Agarró el cabello de la nuca del cónsul con una mano, mientras que con la otra sujetó su hombro, hundiendo su cabeza en el cuello y mordiendo frenéticamente sus lugares vulnerables, sin importarle cómo el cónsul pateaba y luchaba. Su único objetivo era succionar la sangre fresca de ese ser humano.

Las personas a su alrededor quedaron atónitas ante esa escena. Aunque habían visto a muchos zombis, la mayoría nunca había presenciado de cerca cómo uno mordía a alguien, y mucho menos en el interior de la base, que se suponía era el lugar más seguro.

Todos miraban atónitos mientras la tragedia se desarrollaba. Después de un momento, el joven arrojó el cadáver sin vida a un lado y se quedó parado en un rincón, con los ojos opacos y sin el brillo vivo de un ser humano.

El zombi joven dio un paso adelante, y todos los demás retrocedieron. Pasó un tiempo antes de que alguien gritara con miedo: "¡Z-zombi!"

Este llamado resonó como una trompeta de alarma, haciendo que todas las personas en el patio huyeran con pánico. Sin embargo, ese joven no era el único zombi que había aparecido repentinamente en la base. Después de unos segundos, el cuello del cónsul, que había sido mordido, se torció varias veces y él también se levantó sin expresión.

Nadie esperaba que hubiera zombis en la base, por lo que las personas que se habían reunido cerca no tenían armas y nadie se atrevía a enfrentar a los zombis sin protección.

Laoyuan y Zhang Zhi tenían armas de fuego en sus manos, pero tampoco querían revelar la existencia de las armas.

En medio del caos, Zhao Fengnian y Wen Jia corrieron en contra de la corriente de personas. Sostenían un hacha en cada mano y cortaron los cuellos de los dos zombis al mismo tiempo, antes de patearlos y arrojarlos lejos.

Los dos cuerpos rodaron, y Zhao Fengnian se acercó y golpeó la cabeza del cónsul con el hacha, suspirando: "Mira, si no te hubieras acercado demasiado a la gente, podrías haber salido ileso hoy".

Estaba a punto de romper la cabeza del zombi para echarle un vistazo, cuando de repente escuchó la voz aguda de Muzi: "¡Zhao Fengnian, cuidado!"

Una sombra apareció sobre su cabeza desde atrás. Zhao Fengnian se dio la vuelta y vio que la cabeza ya se había separado del cuello, y solo quedaba una fina capa de piel sosteniendo a otro zombi que estaba justo detrás de él, con las manos ya alcanzando sus hombros.

"¡Mierda!" Zhao Fengnian se lanzó al suelo para esquivar el ataque, agarró firmemente el hacha y se preparó para enfrentarlo de nuevo.

Justo al segundo siguiente, el zombi volvió a caer al suelo. Qin Chi sostenía un cuchillo y dijo con nerviosismo: "Este tipo de zombi podría haber sufrido una mutación, ten cuidado".

Por suerte, llegó a tiempo corriendo.

Zhao Fengnian también se asustó un poco, asintió, y destrozó la cabeza del zombi.

Un olor nauseabundo se desprendió de la cabeza. Mu Zi corrió hacia ellos y preguntó con desdén: "¿Qué estás haciendo?".

"Quería ver qué hay dentro de las cabezas de estos zombis, qué los hace moverse incluso después de perder las señales vitales. Es realmente sorprendente". Mientras hablaba, Zhao Fengnian soportó el hedor y sacó algo duro de la cabeza del zombi.

Sin luz solar, ese objeto parecía una piedra pesada.

Mu Zi, con buenos ojos, dijo de inmediato: "Encontramos algo similar antes, pero en ese momento era bastante bonito, como una piedra preciosa".