Pequeño lobo arrepentido.

46. Rescate.

Zhang Zhi estaba enterrado entre los escombros, su cuerpo desde el pecho hacia abajo quedó atrapado en el barro. Varias piezas grandes de lámparas colgantes rotas estaban clavadas diagonalmente junto a él, a solo un centímetro de distancia de atravesar su cráneo si se hubiera movido un poco más.

Cuando llegó el terremoto, Qin Chi reaccionó de inmediato y, por reflejo, se arrojó sobre Zhang Zhi para protegerlo. Pero la energía de la onda del terremoto derribó el centro comercial, el suelo se derrumbó, los escombros volaron por todas partes, el concreto fue perforado por las barras de acero como garras afiladas, y todo estuvo en un estado caótico.

Después de un caos frenético, Qin Chi se levantó de entre los escombros, pero Zhang Zhi no estaba en sus brazos.

A su alrededor solo había cadáveres destrozados, personas aplastadas, inconscientes, y otros atravesados por barras de acero, sufriendo una muerte dolorosa.

En ese momento, Qin Chi fue abrumado por el pánico y la desesperación.

No podía creer que si encontraba a Zhang Zhi, ya no pudiera abrir los ojos...

Qin Chi gritó el nombre de Zhang Zhi en medio de los escombros, con la voz y labios temblorosos.

Otros sobrevivientes, igual de desconsolados, llamaban a sus seres queridos con tristeza, llorando mientras excavaban entre la tierra para encontrar a sus familiares.

Muerto o vivo, al menos encontraron un cuerpo.

En un lugar entre los escombros, Qin Chi finalmente vio una figura familiar.

Se acercó tambaleándose, cayendo al suelo junto a Zhang Zhi y lo llamó con ansiedad: "Zhi Ge".

Al escuchar el llamado de Qin Chi, Zhang Zhi despertó de su inconsciencia y respondió: "Xiao Chi..."

Entre la lluvia difusa, Zhang Zhi vio a Qin Chi atónito durante un largo rato, su movimiento se detuvo al instante. Era como si hubiera recuperado un tesoro valioso que había perdido hace mucho tiempo. Primero, fue la incredulidad, pero luego fue reemplazada por una gran alegría, como si se hubiera quitado un gran peso de encima, lleno de felicidad extrema.

La lluvia torrencial caía sin cesar. Zhang Zhi tenía el rostro pálido, el cabello negro empapado pegado a su rostro y sus gafas habían desaparecido.

Pero él seguía vivo, aún respiraba.

Al ver que estaba ileso, Qin Chi lloró y rió al mismo tiempo. No sabía si las lágrimas en sus ojos eran lágrimas o gotas de lluvia.

Se arrodilló frente a Zhang Zhi varias veces sin poder decir una palabra.

Qin Chi también estaba en un estado lamentable, cubierto de barro de pies a cabeza, y estaba empapado. Pero milagrosamente, no resultó herido. Fue entonces cuando se dio cuenta de que la situación de Zhang Zhi era grave. En ese momento, no tenía ningún otro pensamiento en la cabeza, solo quería desenterrar a Zhang Zhi lo más rápido posible.

Zhang Zhi miró a su alrededor y dijo con dificultad: "No uses las manos, hay barras de acero a tu izquierda".

Qin Chi se secó rápidamente las lágrimas de los ojos y se arrastró casi rodando hacia allá, sacando las barras de acero rotas del suelo con cuidado y luego levantando las piedras rotas delante de Zhang Zhi, tratando de desenterrarlo.

El centro comercial se había derrumbado por completo, había muchos cadáveres en los escombros, así como personas que lloraban y pedían ayuda mientras abrazaban los cuerpos de sus seres queridos.

Además, debido al colapso de la puerta principal del centro comercial, los zombies que merodeaban afuera tambaleándose comenzaron a entrar. Aquellos que estaban más cerca de la periferia fueron despedazados en el acto, mientras que los aterradores gritos agudos parecían venir directamente desde el infierno.