Pequeño lobo arrepentido.

114. Rescate.

Vivir en un contenedor no era fácil. Tenían que tener cuidado constantemente de las inundaciones que venían, y no tenían ningún otro lugar al que ir. Solo podían quedarse todo el día dentro del estrecho contenedor, lo cual resultaba sofocante y aburrido.

La lluvia torrencial continuó durante una semana entera, y al mirar alrededor parecía que todo el mundo estaba inundado. Dondequiera que miraran, solo veían agua. Había todo tipo de cosas flotando, desde cadáveres humanos hasta piezas de automóviles, e incluso, algunos cuerpos de animales.

Durante esos días, Xie Yuzhao y los demás sobrevivieron gracias a lo que conseguían rescatar del agua. Pero a veces, desde el lado de Qin Chi, se escuchaban los gritos de enfado de los parientes, quienes seguramente culpaban a los dos hermanos por su incapacidad de encontrar mejores alimentos.

Lao Yuan siempre sentía que esos dos hermanos no eran buenas personas, y pensaba que pronto estallaría un conflicto.

Después de una semana, finalmente la lluvia se calmó y las inundaciones, lentamente, comenzaron a bajar. Todos veían la esperanza y esperaban pacientemente a que la tormenta pasara.

Después de eso, aunque la lluvia disminuyó, todavía caían lloviznas de vez en cuando, lo que retrasaba la disminución de las inundaciones. Todo el proceso duró casi dos meses antes de que finalmente se viera tierra firme.

El cielo seguía nublado y no había sol, pero al menos podían salir del contenedor y estirar las piernas en el suelo.

Al mismo tiempo, los equipos de rescate del gobierno estaban buscando a los sobrevivientes atrapados a lo largo del camino y los encontraron allí.

El rescate llegó un poco tarde, pero los sobrevivientes fueron llevados en camiones viejos y deteriorados a la base establecida por el país. Si alguien quería ir a otra base, también podían pedir un aventón.

El día que llegó el rescate, la familia Xie estaba emocionada y agradecida, ofreciendo plegarias al cielo por haberles dado una salida y no tener que depender de la buena voluntad de esos dos hermanos maliciosos.

Xie Yuzhe no le dio importancia a todo eso y ni siquiera se molestó en discutir con esas personas. En cambio, fue al contenedor a buscar a Mu Zi para jugar.

En ese momento, todos habían recogido los suministros del contenedor y el interior estaba vacío. No había nada.

-El convoy partirá mañana por la mañana. Dicen que es más seguro viajar de día. Esta noche, todos descansarán en los vehículos -dijo Xie Yuzhe mientras se sentaba casualmente en una roca y veía cómo los miembros de la familia Xie, uno por uno, se dirigían al convoy.

-¿No irás a escoger un buen lugar?

Mu Zi estaba ansioso por subirse al auto y ocupar un buen sitio cerca de su ídolo.

-No quiero pelear por un lugar, y de todos modos no podría ganarles.

El convoy estaba compuesto por un auto y tres camiones grandes. En el auto iban personas del ejército, armadas con fusiles, para brindar protección a lo largo del camino.

En los camiones grandes, dos llevaban sobrevivientes y el otro transportaba suministros recolectados, todos ellos custodiados por personal armado. De modo que si algún sobreviviente codiciara los suministros y quisiera robar, tendría que pensarlo dos veces antes de hacerlo.

Se decía que ese convoy se había separado de un grupo grande y estaba buscando sobrevivientes en los pueblos cercanos. Mañana por la mañana, se unirían a otros convoyes en la carretera principal, y una vez que todo el ejército se reuniera, se dirigirían hacia las bases del gobierno.