Pequeño lobo arrepentido.

117. Llegada a la ciudad de Xizhao.

Wen Jia aceleró el coche y unos minutos después vieron una camioneta volcada en una pendiente. Unos diez zombis rodeaban el auto y aullaban sin parar.

Esa escena indicaba que todavía había personas vivas dentro de la camioneta, de lo contrario, los zombis no reaccionarían de esa manera.

Qin Chi sacó su arma y sin pensarlo demasiado, eliminó a todos los zombis. Luego, él y Wen Jia se acercaron.

Un olor a sangre impactante los golpeó. Qin Chi intentó abrir la puerta de la camioneta, pero como estaba deformada y atascada, tuvo que usar un hacha para abrirla.

Dentro del auto, había más de diez personas, todas pertenecientes a la familia Xie. Mu Zi corrió hacia allí con el corazón en la boca, buscando desesperadamente a Xie Yuzhe y a su hermano, pero no pudo encontrarlos.

Quedaba una persona con vida, pero sus piernas habían sido arrancadas por los zombis y estaban afuera de la ventana. Incluso si se le administraba primeros auxilios en ese momento, no habría servido de nada.

No queriendo morir, el hombre abrió los ojos y miró fijamente a Qin Chi, como un pez varado en la playa a punto de asfixiarse, sus ojos empezaron a ponerse blancos.

Qin Chi no creía tener el poder de decidir sobre la vida y la muerte de los demás, pero en ese momento, mantenerlo con vida solo le causaría más sufrimiento.

Sacó su arma y apuntó al hombre. Al parecer, éste entendió su intención, y una lágrima de sangre brotó de sus ojos antes de cerrarlos, esperando la llegada de su muerte.

Qin Chi apretó el gatillo, y el estallido del disparo, sobresaltó a innumerables pájaros.

Wen Jia también revisó con cuidado la condición de las demás personas en el auto y confirmó que no había más sobrevivientes. Luego, los despidieron, uno por uno.

Lao Yuan sostenía un rifle mientras caminaba alrededor de la camioneta.

-Por cierto, hay muchos autos que pasan por esta carretera, y no hemos visto ningún ataque zombi a gran escala contra la gente que salía de la base para ir a buscar suministros, ¿cómo es posible que este pequeño grupo haya sido perseguido de esta manera?

Qin Chi también se sentía sorprendido y, después de escuchar esas palabras, inspeccionó minuciosamente la camioneta. Efectivamente, en la parte inferior del camión había un pedazo de mano ensangrentada.

-Lao Yuan, Wen Ge, vengan a ver esto -dijo.

Ambos se acercaron y vieron la mano amputada.

-Vaya, qué cruel -suspiró Lao Yuan.

Los zombis eran extremadamente sensibles al olor de la sangre, y solo ese pequeño trozo de carne era suficiente para atraer a todos los zombis de alrededor.

No era de extrañar que los miembros de la familia Xie tuvieran tanta mala suerte y fueran rodeados por una horda.

Viendo que la camioneta estaba cerrada cuando se cayó, y la gente de adentro no pudo salir, dieron por hecho que los dos grupos habían tenido un desacuerdo, y el otro grupo ya se había marchado antes del accidente.

Lao Yuan examinó las huellas en el lugar y determinó la dirección en la que huyó el otro grupo. Luego, hizo que Qin Chi sacara dos motocicletas y llevara a Wen Jia y Ba Ping consigo, mientras que los demás se quedaban en la caravana.

Aunque Mu Zi también estaba preocupado, sabía que no serviría de nada si él también fuera. Así que regresó al auto.

Pasó mucho tiempo antes de que los alfas regresaran con los hermanos Xie, ambos totalmente desmayados. Estaban cubiertos de sangre, pero por suerte no tenían heridas causadas por los zombis.