Capitulo 2

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Llegaron a la casa tiempo después, asediados como una tímido cordero por lobos, sentían a los dingos removerse a la lejanía, quizás siguiendo el olor a la pólvora que por experiencia, sabían que traía algún tipo de recompensa carnifica, tanto de animales como de personas audaces que por culpa del destino o los malos amigos, se habían acercado demasiado a la vieja casa de madera en la cual los 3 jóvenes vivían acompañados de su amo. Este último era un poco más difícil de describir que los jóvenes, debido a que se trataba de una criatura nacida de las entrañas del infierno, diestra en el arte del destripamiento y los juegos mentales, que desprendía un desagradable olor a azufre que revolvía el estómago a cualquiera que no estuviera debidamente preparado para afrontar su presencia, un ligero cambio en la presión del aire era el resultado de su presencia, el aire se volvía más frío, casi como si se encontraran frente a un pozo negro que llevaba sobre sus hombros una tersa capa negra que igual que las sombras, cubrían sus costados. Como era de esperarse, la oscuridad también había dado a luz aparte de esa criatura, otras dos más terribles en su forma de ser que el primero, pero de aquellas desafortunadas creaturas es preciso hablar más tendido, por lo cual era mejor pasar por alto su existencia. Podríamos decir entonces que la oscuridad solo trae males para la vida humana, pero era necesaria para mantener la paz entre el bien y el mal.

Regresando a la primera criatura, a la cual intentaremos describir lo mejor que podamos, pero no es lo mismo presenciarla observando desde la parte más alta de los muros de tu propia casa o merodeando un parque lleno de niños, que encontrarse con una pobre descripción en un libro, esa sola idea de no poder estar solo ni aun en la soledad de tu morada era algo más que la base para comenzar dicha descripción. Era alto, pero cuando decimos "alto" es en todo el sentido de la palabra, pero parece ser capaz de controlar su tamaña a su antojo, a veces tan alto como un pino, otras tan baja como un niño. Su piel era blanca como la mismísima nieve, también como dijimos antes, la temperatura siempre se bajaba un par de grados al estar a su alrededor por lo cual consideramos acertada dicha comparación. Algo que probablemente revolvería el estómago de cualquier alma noble que transite en armonía sus días en la tierra era que... carecía por completo de rasgos faciales, sin boca ni ojos era algo tétrico de encontrar, mirándote sin ojos, escudriñando tu alma. Es decir, los humanos solemos ponernos nerviosos cuando nos encontramos con algo que no podemos descifrar y el colmo de eso es esta criatura, cuyo nombre está ligado con el miedo, la incomodidad y el desconcierto. Sus brazos eran enfermizamente largos y sus dedos con el porte de ganchos, que solo podemos decir que su función era ligada a la sangre. Esta sería la descripción por generalidad de aquella criatura a la cual el trío llamaba amo y le guardaban cierto cariño, enraizado con el respeto. El verdadero nombre de esa criatura parida por la oscuridad era "Slenderman" pero pocos la llamaban de esa forma y pese a su figura tétrica, de su mirada vacía, criatura eterna de nula voz, era un ser especialmente dulce con los niños y con sus propios vasallos.

Cuando por fin llegaron a la gran casa de madera oscura, algo arruinada por la lluvia, pero de porte magnifico, con enormes columnas talladas a mano en cada punta del lugar, divinas gárgolas talladas en la punta del techo, contando con 2 chimeneas grandes, realmente era un lugar enorme, escondido en algún lugar de aquel bosque infernal. Fuera, el pasto estaba crecido hasta casi las rodillas, escondiendo cualquier rata escurridiza que intentara llegar a la casa en silencio. Podía observarse aún la luz de un par de focos encendidos, el ruido de la televisión encendida, el aroma a comida recién preparada mezclándose casi sin remedio con el del bosque. Las ranas y sapos croaban en sintonía con los pequeños grillos, pero todos guardaron silencio simultáneamente cuando se el trío comenzó a caminar con cuidado por el pasto. Para ese momento, Toby estaba despierto, con el cuchillo aún sujeto con fuerza en sus manos, los dingos solían esconderse por ahí y era peligroso ir desarmado, atentos a cualquier ruido, iban uno muy pegado al otro.

MokshaWhere stories live. Discover now