Capitulo 19

2K 156 51
                                    

Preso de un interminable ambedo, el muchacho se mantenía estático mientras deslizaba suavemente uno de sus dedos sobre el cristal empañado de la ventana, casualmente aquella era una mañana fría y el viento que se colaba por los cristales rotos lograba trasformar su placido despertar en un melancólico y eterno eclipse de sol. Se sentía de alguna forma nostálgico, introspectivo, ligeramente pensativo, casi de manera inocente se limitaba a suspirar mientras cerraba suavemente los ojos para poder concentrarse en cualquier aroma que pudiera captar con su nariz, con aquel tierno sentido tan desarrollado, proveniente del bosque, que amansado por la tenue llovizna se mantenía incluso más silencioso de lo habitual. Presa viva entonces de la interminable resiliencia de encontrarse con vida, bostezaba suavemente perdido en aquel limbo que lo obligaba a oscilar entre el despertar y el eterno final de encontrarse finalmente centrado en aquel inherente desconcierto. Sonrió suavemente cuando por fin la columna de humo que estaba aún despidiendo la otra casa con su pobre decadencia, se desvanecía en una estela gris clarita que no parecía tener final. La naturaleza era tan sabia en algunos aspectos, detuvo el desastre que el propio hombre había hecho, con una cautivadora tormenta. El buen clima había quedado con esos cigarrillos que se mojaban en el pórtico. Con acendrado espíritu, tomó la taza de café que con anterioridad había preparado mientras bostezaba suavemente.

-¿Con sueño?- aquella masculina voz interrumpió el aire de calma que lo envolvía, Tobías dibujó una sonrisa suave antes de darle un largo trago al liquido negro que hizo bailar sus papilas gustativas asintiendo tenuemente con la cabeza en respuesta- Si sigues tomando eso- continuo mientras se acercaba al muchacho con la pasividad del ensueño- va a ser realmente un milagro que te quedes dormido.

-¿Quién dijo que quería dormir?- le respondió antes de reír suavemente al sentir los brazos de Hoodie envolver su espada, recostando su barbilla sobre la coronilla del menor. Aquel suave aroma a vainilla y cigarrillos de menta llenaron sus fosas nasales antes de que un ligera e indeleble caricia se deslizara por el lado derecho de su cabeza, un camino interminable de besitos que terminó en la base de su hombro- Mmm...- se limitó a murmurar el menor mientras cerraba los ojos y dejaba el café sobre la mesa frente a él, no había mejor mezcla que aquella en ese día lluvioso- ¿Pudiste dormir bien?- le preguntó antes de deslizar una de sus manos sobre la cabeza del mayor, internando sus deditos entre aquellos rizos rubios que tanto le gustaban.

-Ni un poquito- sonrió plantando otro casto beso en la mejilla del menor y deslizando sus manos suavemente por la espalda de éste de manera ciertamente cariñosa. Tobías sonrió nuevamente mientras tiraba la cabeza hacia atrás y observaba desde su perspectiva el cuello del mayor- ¿Y vos?- Tobías se estiró un poco más, hasta poder alcanzar aquella tierna piel donde sus suaves labios de melocotón atinaron a unirse en un casto beso, provocando la risa del otro.

-Nada- aquella inefable sensación se convirtió lentamente en una eternidad mientras Hoodie deslizaba sus manos hasta las caderas del menor, escondiendo su rostro en el cuello de este último donde degustaba de aquella fragancia a lavanda, café, menta que juntas eran embriagadoras, mezcladas con aquellas sustancias dulces, eternas e inalcanzables- ¿Masky?- se limitó a preguntar mientras levantaba la taza para pasársela al otro muchacho quien la aceptó sin más.

-En la habitación todavía, va a ahorcar a alguien si sale- dijo mientras tomaba asiento al lado de Tobías, quien lo observaba de lado mientras tomaba del contenido de la taza- ¡Por dios, lo tomas demasiado dulce!- rió mientras le pasaba la taza- para eso come directamente de la bolsa del azúcar ¡por dios!

-Blasfemias- se limitó a decir el menor mientras giraba suavemente su rostro para observar mejor a su compañero, con la mano sana puesta sobre la mesada y apoyando su cabeza sobre su brazo. Hoodie lo observó mientras le sonreía finalmente y deslizaba sus dedos por aquel dulce rostro observándolo suspirar gustoso. Tobías se mordió los labios antes de estirarse un poco hacia delante, apurando aquel contacto que realmente estaba necesitando, lejos de ser un tacto fugaz, se mantuvo en el tiempo mientras el fuego crecía entre ambos. Hoodie mordió ligeramente el labio inferior del menor mientras le pedía permiso para avanzar un poco más, deslizando sus manos a la nuca de este último y viendo como preso de la fogosidad del momento se acomodaba sobre aquel taburete para poder estar más cómodo. Deteniendo su mano sano sobre el muslo derecho del mayor, donde se aferró con algo más de fuerza mientras entreabría la boca mansamente para permitirle el acceso. Allí dentro de aquel pequeño universo, interminable y cálido bioma, se mezcló el café y también aquellos cigarrillos de menta que el mayor había estado fumando en la ventana, creándose esa eternidad que ambos gestaron reflexivamente. Tobías ladeó un poco más la cabeza mientras un jadeo intenso se escapó de aquella inconmensurable serendipia que lo había llevado hasta allí, sin embargo se separaron tras unos minutos presos de la confusión de un par de risas que contrastaron aquella ataraxia.

MokshaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora