Capitulo 32

1.4K 110 14
                                    

Quise hacer algo especial, ligeramente melancólico, por lo tanto cambié la canción. Amo la mitología griega, latina etc. Estoy francamente enamorada de ello, por lo tanto si quieren entender mejor les recomiendo leer el mito del minotauro. Por otro lado, corderitos, si quieren conocer una nueva visión de lo que todos conocemos sobre el minotauro, lean el cuento de Borges "La casa de Asterión" y lloremos, lloremos juntos. Seleneomg

Deslizó lentamente su mirada adormecida por las paredes oscuras que aquella habitación le ofrecía, sintiendo el aroma dulce de las frutas dentro de su nariz mientras que, cual ángel encarnado por primera vez en la tierra, se extrañaba del lugar donde se encontraba. Se sentía confundido por el sueño y ligeramente molesto por la sensación de irrealidad que hacía a su cabeza girar como un trompo, atrapando el tiempo dentro de sus suaves y ojerosos ojos. Entreabrió los labios suavemente para dejar escapar un tierno bostezo que se confundió con la nada misma de su perpetua soledad. Allí tumbado entonces, se reconoció débil, niño, por haberse quedado dormido en brazos ajenos ¿Qué diría su amo si supiese de aquel atrevimiento? Se mordió suavemente los labios mientras se estiraba como un gato que mucho tiempo había dormido en una superficie incómoda, ronroneando casi gustoso cuando se volteó para quedarse acostado boca abajo, hundiendo su rostro en mantas con aroma a lavanda. Casi podía dibujar las flores dentro de su cabeza mientras más se acurrucaba allí, con los dedos de sus pies ligeramente curvados hacia abajo, demostrando la exquisitez de una buena siesta realizada. Supo entonces que lo mejor, más práctico y más inteligente, sería levantarse y encontrar una manera en la cual pudiese escapar de ese lugar para encontrar a alguien que pudiese hacerle compañía pues en la oscuridad y liberada la imaginación, la imagen del infiero se alzaba con presteza en cada esquina sin dilucidarse las siluetas de la muerte pasajera. Se sentó, adormilado, con los pies descalzos colgando de la cama mientras el helado viento los acunaba entre sus manos cariñosas y maternales ¿acaso la muerte se encontraba a su lado? Escuchando el propio rechinar de dientes, se bajó suavemente de la cama con un renovado aire de vitalidad que parecía hacer bailar con vitalidad sus afiebrados ojos juveniles. Para su sorpresa, el piso estaba mojado, una mejor descripción para aquello sería "inundado", terriblemente inundado, de manera que el agua le llegaba hasta los tobillos sin mucho más, provocando unas hermosas olas cada vez que caminaba y llamando su atención por completo mientras que su ropa se mantenía seca debido a que no traía puestas sus medias y la calza le llegaba a la rodilla. Chapoteó mientras una risa gutural se escapaba de su boquita agraciada por las moras, al tanto no parecía ser consciente el daño que el agua estaba haciendo a la madera ni a las velas que yacían apagadas desparramadas por el suelo. Saludó con un gesto de su cabeza al cuadro que yacía (gracias al destino) lejos de la imperfección del agua, mostrando a la divina Venus, una sonrisa inundó sus labios cuando contempló nuevamente la imagen. "La Nascita di Venere" de Botticelli, realmente era algo sacado del maldito paraíso y seguramente a Helen le encantaría observar durante más tiempo, cosas de artistas suponía y aún así no terminaba de entender. La habitación estaba hecha un desastre, completamente destrozada como si se tratase del escenario para una corrida de toros, aquello por alguna razón que no llegaba a entender, le hizo sentirse curioso y de mejor humor, mientras la oscuridad lo abrazaba y guiaba hacia la puerta de salida de aquel destruido lugar que en las entrañas de la tierra se encontraba. Sus pies parecían bailar al contacto con el helado suelo mientras sus manos volaban sobre su cabeza como alas de angélico poder, quería desaparecer, lo más lejos que pudiera y la idea de poder sostenerse sobre sus propios pies lograba que el nudo de angustia (que no sabía que tenía) desapareciera dejando en su lugar el ligero latido de su corazón, adormecido de la emoción por camas de espuma. La puerta para su sorpresa estaba ligeramente abierta, dándole vía libre a aquella fugaz estrella que se manifestaba cubierto de gloria en sus cabellos caramelo, que gritaban en búsqueda de una libertad que pese a lo que puedan decir, se encontraba al alcance de su mano. Así sería toda su vida, quizás, con el dulzor de su propia vida acariciando la punta de su lengua pero antes de que pudiese saborearlo en su totalidad aquello se fundiría en lo más lejano de su ser. La puerta estaba helada al tacto, pero no le importó cuando empujó de esta hasta que pudo pasar su pequeño cuerpo de colibrí por el pequeño espacio donde un hilo de luz se colaba sin mucho cuidado. La luz de la luna se colaba por una pequeña ventana haciendo que todo se tornase de una suave color dorado que volvía más dulce su estadía, refractado entonces con esas hermosas pupilas dilatadas que casi se volvían pozos negros mientras las drogas presas del azúcar de aquella fruta comenzaba a actuar en sus sistema ¡Ahora más que nada, como dulce cordero! ¡Ahora más que nada, como dulce gorrión! Sin armas, sin alas, se perdía en lo más profundo del eterno corredor.

MokshaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant