Capitulo 7

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-¿Sabes? No me gusta que me traten como pelotudo- añadió Tobias al silencio nervioso que llenaba casi por completo aquella habitación oscura donde estaban sentados uno al lado del otro, quizás intentando imitar el aire divertido que anteriormente se había formado sin haberlo buscado, una noche de chicos que terminó en algo más, algo a lo que no estaban acostumbrados, algo que querían seguir probando pese a la negativa que podía surgir en medio de sus planes. Estaban asustados, no iban a mentir, pero por otro lado les parecía muy graciosa la situación, ellos eran monstruos, muchos dirían que incluso no contaban con un corazón, que no eran capaces de amar a nadie más que a ellos mismos y que la relación que con tanto trabajo habían formado se desvanecería en el aire si se le daba la oportunidad, que quizás se acostumbraron a estar juntos. Animales de costumbre, por así decirlo. Sin embargo eso estaba muy alejado a la realidad, entre ellos había confianza, la suficiente para que se cuidaran las espaldas uno al otro sabiendo que ningún frio puñal de manos amigas terminaría incrustado en su piel. Cuando la vida estaba en juego realmente sabían en quien debían confiar y no sentían ni un atisbo de duda cuando se sujetaban unos a otros, era más que amistad, más que hermandad, si lo necesitaban podían trabajar como uno solo. Lejos de ser perfectos, se complementaban de manera única: Hoodie era el cerebro, el guía, el que mantenía al grupo controlado y le daba un objetivo, no se detenía hasta que cumplía lo que prometía. Masky era la fuerza, él era quien mantenía a salvo al grupo, estaba un tanto alejado del grupo, fungía el papel de lobo solitario y pretendía mantener seguros a todos aunque esto le costase la vida. Y Tobias tenía el trabajo más importante, él era imparable si se lo proponía, era la energía que ponía a girar los engranajes de la relación, por así decirlo era "el chicle" mantenía al grupo unido y los impulsaba a moverse con su alma inquebrantable. Todo estaba fríamente calculado, no eran simplemente tres locos a los cuales se les dio una identidad y los dejaron sueltos por allí, cada uno de ellos tenía la fuerza necesaria para subsistir a cosas que una persona en su sano juicio perecería de inmediato. Eran armas, especializadas en cumplir las normas de un ser supremo que regía sobre sus cabeza y movía a todos con unos hilos invisibles- sé que están pensando en algo que tiene que ver conmigo ¿qué pasó?

-No te estamos tratando de pelotudo, idiota- le respondió Masky mientras le daba un empujón con su codo de formas brusca, atinando sin querer a las costillas del menor, haciendo que éste suelte un quejido similar a un lloriqueo, Hoodie rodó los ojos antes de mirar al otro adulto con gesto reprobatorio- él comenzó- se limitó a decir antes de pasarse una mano por el rostro intentando quitarse el nerviosismo, dejando sobre su regazo las cartas que tiempo antes había estado aplastando con sorpresiva fuerza mientras escucha a Hoodie volver a explicar las reglas del tonto juego en el cual intentarían volver a probar suerte.

-No me digas idiota- se limitó a decir Tobias mientras se frotaba el lugar donde la punta del codo de Masky le había dado, contagiado quizás del nerviosismo y malhumor de éste último, se puso de pie sin dar más vueltas. Los otros dos lo siguieron con la vista, como un gato que duerme sobre un lugar que a la larga le resulta incómodo, de esta misma manera el menor hizo crujir los huesos de su espalda al estirarse, parándose de puntitas de pie en un intento de relajarse- Vamos, quiero moverme- continuó con una sonrisa divertida-pasarán años hasta que se decidan a hablar conmigo así que... ¿Jugamos?- dijo dando un par de pasos hacia atrás de forma lenta, invitándoles a los otros dos quizás a rebuscar en sus recuerdos la última vez que el menor los había invitado a practicar lucha, realmente no había salido muy favorecido y habían tenido que sustituir aquellos violentos jueguitos para otro momento, más cuando su Amo se había enterado de ese modo algo drástico de jugar. Un buen castigo se les vendría arriba sino fueran cuidadosos, pero de aquel accidente un año y medio había pasado... quizás era tiempo de retornar a viejos gustos que tan solo ellos entendían.

MokshaWhere stories live. Discover now