Capitulo 69

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Jeff sacó suavemente la punta de su lengua por la comisura de sus labios antes de entrecerrar los ojos, se encontraba concentrado en el filo de la navaja que sujetaba, calculando velozmente el peso del mango a su vez que deslizaba sus dedos por la hoja tanteando todo lo que pudiera de esta. La criatura simplemente estaba recostada contra la mesada, con los brazos cruzados como si esperara que el cachorro hiciera alguna travesura para poder reírse de ello, pero era consciente de un cierto aire a vacilación que envolvía al muchacho. Tomó firmemente el cuchillo por el mango antes de suspirar suavemente y arrojarlo con fuerza hacia arriba, para que este diera un pequeño giro en el aire aterrizando seguramente en la palma de su mano. El mango de madera hizo que una corriente placentera le encendiera la mirada con el brillo del éxito al tanto, quizás algo más osado afianzara su seguridad y volviera a arrojar el cuchillo hacia arriba. La criatura enarcó una ceja al ver como aquel pequeño juego comenzaba a aumentar la intensidad, dio dos vueltas perfectas antes de aterrizar sobre la palma blanca del chico, con una puntería tan exacta que se volvía hipnótico continuar mirando. Estaba seguro que no lo iba a hacer, ciertamente dentro de las cabezas de los humanos existía un pequeño instinto de auto preservación que evitaba entre otras cosas que se arrancaran los propios dedos como quien saca zanahorias de la tierra. Jeff no parecía tenerlo en ese momento o lo apagaba, como un pequeño botón de seguridad dentro de su cabeza que latía en el desconcierto de su juventud. Humedeció con la punta de su lengua sus labios mientras sus pupilas dilatadas se deslizaban por el aire siguiendo el cuchillo con su tercera vuelta seguida en el aire, agarrando más velocidad así como también más belleza en ese instante en el que peligrosamente volaba en el aire. Pero esta vez, el adulto pudo observar como la mano que debía atrapar el cuchillo comenzaba a temblar como si toda la seguridad anterior hubiera sido cubierta con una espesa niebla de temor, olvidando todo aquello esos pequeños dedos se curvaron suavemente para alcanzar y acomodar el filo de la navaja que por poco terminó enterrada en la palma de su mano. Como si se tratase de la cosa más valiosa del mundo, acunó el filo sobre su palma antes de continuar. Solo un roce, ni siquiera comprobó la incipiente herida antes de arrojar con aún más fuerza el cuchillo al cielo, la vacilación se apoderó de él en la cuarta vuelta que dio el cuchillo en el aire, con violencia propia, casi brillando al tanto el chico parecía más emocionado de recibirlo. En el éxtasis del juego tembló suavemente cuando apartó finalmente haciendo que la cuchilla se clavara sobre la mesa, con un suave ruido, hundiéndose más de un centímetro en la madera denotando que quizás aquello pudo haber sido la palma de su mano. La sangre de todas maneras se deslizaba por sus dedos cuando simplemente la frustración cubrió su mirada, tomando el cuchillo por el mango nuevamente para elevarlo ligeramente hacia arriba, pero deteniéndose al ver que el adulto lo estaba observando atentamente. Jeff simplemente sonrió suavemente sujetando el vaso de vodka con su mano sangrante, llevándoselo a la boca con una velocidad envidiable. Aquello realmente llamaba la atención del adulto, quien estaba acostumbrado a la reacción normal ante un corte, buscar algo para detener el sangrado, preocuparse ligeramente, pero allí no había absolutamente nada. Ni siquiera un encogimiento de hombros que le diese a entender que aquello le preocupaba ligeramente, no se preocupaba por la herida en lo más mínimo, aunque sabía ciertamente de su existencia. Claramente le dolía, mecía suavemente su mano para espantar el ardor y el dolor cosa que indicaba exactamente eso, a los tantos simplemente sus ojos denotaban el creciente deseo de hacerlo otra vez. Como si hubiese olvidado todo lo anteriormente vivido, esa sensación, la necesidad e incluso el pulsante intereses en volver a sentir el filo del cuchillo convertía todo a un aire de suave rosa pastel. Gracioso era que no estaba por completo intoxicado, era su segundo vaso, simplemente estaba deprimido, algo ligero, quizás tenía que ver que era el único que no estaba sentado con nadie. Allí solo en la mesa, jugando con un cuchillo como un niño pequeño esperando que su madre lo regañara para provocar caricias negativas, es decir, quería que lo regañara para sentirse vivo de alguna manera.

MokshaWhere stories live. Discover now