Capitulo 28

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Como un muchacho normal, sabía muy pocas cosas de lo que lo rodeaba, pero de algo que tenía certeza era que los muertos no volvían a la vida en un abrir y cerrar de ojos. Los huesos se reconstituían, las heridas sanaban, los enfermos se curaban pero los muertos no caminaban sobre la tierra como malditos zombies y menos querrían jugar a aquel juego de niños. Casi se veía a sí mismo en el coche de su horrible padre, mientras entre risas jugaba a enredar los dedos en el cabello de oro de Lyra sentado sobre su regazo, siendo arrullado por sus canciones y pretendiendo escuchar las pistas que ella le daba "veo veo". Castañeó los dientes con terror cuando esa idea se esfumó dentro de su cabeza al tanto su dedos se hundían en sus propias palmas al tanto un quejido helado se escapaba de su boca. Tobías sintió como su boca infantil, acostumbrado a los caramelos y las cosas dulces, se llenaba de un bilis amargo que fue complicado de tragar al tanto sentía el brazo de Hoodie enredarse en su cadera para evitar que terminara por caer en el suelo a sus espaldas. Temblando como un pequeño niño que creyó ver un fantasma y tras ello mojó la cama, avergonzado quizás por aquella actitud se mordía suavemente los labios mientras su cabeza daba vueltas y vueltas deseando meterse nuevamente en la cama con mamá. Como un pequeñín se llevó las manos a la boca mientras veía que Masky le estaba hablando, pero no entendía lo que estaba intentando decirle, pero veía como las luces de los disparos volvían a llenar el lugar por unos instantes. El arma no regresó a sus manos, en consecuencia fue empujado a la cama, congelado como se encontraba no serviría para nada y era mejor sacarlo del camino. Sus manos temblaban unas contra otras mientras las lágrimas turbaban sus ojos y volvían aquello insoportable, temblando incontrolablemente como un pequeño gatito mojado se limitaba a observar todo de forma ausente. Cuando la mirada del muchacho se volvía cobriza y mordiéndose la lengua se quedó simplemente allí viendo como las gotas de sangre se deslizaban a la palma de sus manos. No entendía lo que estaba sucediendo, pero el terror había logrado volver espuma a su ánimo infantil que poco a poco se debilitaba con las lágrimas que descansaban en sus mejillas. Todo aquel desastre terminó igual de rápido como empezó pues repentinamente las armas dejaron de sonar y el evidente final de aquel augurio sangriento de esa bella águila disfrazada de gloria traía, destino cruel. Tobías observó como una figura encapuchada caminaba por aquella puerta destruida cuando el aire se detenía finalmente a su alrededor, acompañado con la brisa de aquel anochecer horrido que volvía cal aquellas miradas aterradas. Viendo como de una manera certera se mezclaba su indecisión con el temor de saberse atrapados como tiernos conejos frente a la madriguera, sabiéndose indefensos, aterrados y exudando miedo. Jadeó suavemente cuando un ligero aire de irrealidad envolvía a una criatura espectral que se encaminaba con el suave contoneo de una fiera criatura nacida de las entrañas del infierno. La veía ahí asquerosamente magnánima, erosionando el aire con ese porte ancestral, esa no era Lyra, pero olía a ella ¿Oh era su imaginación?

-Muy bien niño ¿Dejaron ya de hacer este berrinche?- preguntó tan suavemente que parecía irreal la idea de que hubiera estado haciendo todo ese desastre fuera del lugar, agitando el propio laboratorio que casi los convencía de que se hundirían todos juntos dentro de ese bunker en el fondo de la tierra. Con cierto aire maternal aquella masculina figura con desagradables patas caprinas que chasqueaban al golpear el suelo haciendo que aquellos ojos absortos en el desconcierto se abrieran de par en par. Una inmensa cornamenta que rasgaba el cielo se alzaba sobre aquella llena de gracia cabeza haciendo paralizar al mundo entero, dibujando una suave sonrisa en su rostro mientras que un hermoso traje de seda celeste con hiladas de oro mientras su lampiña piel vibraba a su alrededor. Una cabellera rubia magnánima que emanaba pureza mientras unos castos ojos rojos jugaban a arrebatarle la inocencia que aquel porte le otorgaba como un regalo absurdo-¿Qué sucede? No deben de temerme- anunció suavemente mientras Tobías deslizaba su mano hasta llegar al suelo para sujetar el arma sin un deje de vacilación. Hoodie lo sujetó del brazo al instante intentando frenarlo, esa era una idea idiota, muy idiota en realidad. Masky ladeó suavemente la cabeza mientras le hacía un gesto a los otros muchachos para que se acercaran, lo mejor era que estuviesen juntos aún estando acurrucados en esa esquina como malditos niños- está bien, está bien, pueden amontonarse como ovejitas, no tengo problemas con eso- sentenció la criatura señalándoles con las manos, enseñándole las palmas de sus manos para demostrar que estaba desarmado, era una clara señal para aminorar el peso sobre sus hombros.

MokshaWhere stories live. Discover now