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Hipócrita. ¡Tanto que lo había apoyado y amado!
Ahora resultaba que me ignoraba, como si yo no existiera.
Él estaba conectado porque en las notificaciones de mis seguidos decía que acababa de darle "like" a una foto de sus amigos y a mí nada.
Y estaba 1000% segura que se debía a esa chica misteriosa.
Busqué su cuenta, la cual estaba privada pero en su información decía que se llamaba Joanna Boston y tenía 17 miserables años.
En su foto de perfil apenas podía definir sus rasgos y era un poco guapa, pero claro, tenía cejas perfectas y unos ojos preciosos, que podían hacer babear a cualquier chico, incluido a Clark.
Malditos celos.
No éramos nada, pero yo sentía que él me pertenecía.

-No había de las barritas que querías, pero te traje unas de frutos rojos-dijo Demian, sentándose junto a mí y echó un vistazo a la pantalla de mi teléfono-¿qué miras?
-Clark Ravel tiene novia-resoplé y guardé mi teléfono.
-¿Y eso es malo?...

Chasquee la lengua y le resté importancia a su comentario. Me escudé con mi barrita mientras él trataba de pensar qué era lo que había hecho mal para que yo lo ignorara.
-¡No me digas que te pusiste así por lo que dije de Ravel!-exclamó, horrorizado.
-Lo odio. Quiero matarlo-bufé, masticando con furia el trozo de barra.
Él rio.
-Me ofrezco voluntario para someterlo-bromeó.
-¡Ja! Como si algún día lograré tenerlo frente a mí. Pero si eso llegase a pasar, serás el primero en golpearlo-prometí. Él asintió, complacido. Le di un último mordisco a la barra y engullí rápidamente mi jugo, dejando el envase en el pupitre de una manera dramática.
-Pareces ebria-rio Demian.
-¿Por qué?
-Porque azotaste el jugo en la mesa como si acabaras de beber cerveza en un bar de mal agüero luego de un mal día.

Dejé escapar una risotada y asentí.
-¡Exactamente así!
-Tenemos ventaja entonces-presumió-practico boxeo y soy muy bueno.
-¿En serio?-entorné los ojos.
-Sí. ¿No sabías?
-No. No me has dicho nada.
-Pues ahora lo sabes-me guiñó un ojo.
-¿Cuándo entrenas?-quise saber, demasiado interesada. Era algo nuevo para mí aquella información.
-Los fines de semana de 7 de la mañana a 4 de la tarde. O a las 3 de la tarde hasta las 9 o 10 de la noche.
-Es fantástico-dije, imaginando a Demian sin playera, sudoroso y sexy golpeando un saco de box con sus guantes rojos.
-¿Quisieras ir a verme a entrenar?-me preguntó y volví en sí, luego de perderme en un bello pensamiento.
-¿Bromeas?-titubee.
-No. Por eso te pregunto-murmuró, risueño-¿quieres ir a verme?
-¡Sí!
-El sábado pasaré por ti antes dé las 3 de la tarde a tu casa-planteó-entrenaré en la tarde para que sea menos cansado y duermas más.

Emocionada, lo abracé y de pronto, la realidad me golpeó justo en la cara.
-Oh no...
-¿Qué pasa?-Demian se sobresaltó.
-El sábado quedé con Jake a las 11 en el centro comercial para pasar el rato-apreté los labios y recargué mi frente en su hombro.
-¿Tu medio hermano?
-Sí.
-No veo problema alguno en ello-repuso con tranquilidad-yo puedo llevarte al centro comercial y conocer a tu hermano. Y después de pasar tiempo con él, nos vamos a mi entrenamiento.
-¿Harías eso?
-Pues sí-alzó las cejas-además, no me puedes cancelar. Así que vamos todos juntos y ya.
-Pero...
-Escucha, amor-sentenció con seriedad-estoy dispuesto a correr el riesgo de enfrentarme a tu padre si no le parece buena idea que yo vaya con ustedes. Eres mi novia y también quiero conocer a ese niño.
-No sé como haces para que yo ceda y todo parezca tan perfecto.
-Psicología inversa, cariño-dijo y me mostré sorprendida-tranquila, es broma. Aunque sé algunos trucos para poner todo a mi favor.

Continuamos charlando de su entrenamiento hasta que volvimos a retomar las clases.
No obstante, me sentía desanimada. Mi mente solo pensaba en Clark y en esa chica, Joanna.
Imágenes de ambos albergaban en mi cabeza o en mis párpados cada que cerraba los ojos, incluso salté del susto cuando una profesora colocó su mano sobre mi hombro para apoyarse al pasar por la fila de asientos.
Me miró confundida y se apartó, continuando su clase con normalidad.
La vergüenza se disipó y logré concentrarme hasta que concluyeron todas las clases.
Revisé la hora de mi teléfono y guardé todo dentro de la mochila. Demian y yo siempre éramos los últimos en salir, y aquella vez no fue la excepción.
Cerramos la puerta del salón, bajamos agarrados de las manos y nos detuvimos en seco tras encontrarnos con Casey, la chica que conocía a Demian por su hermana. Y hasta en ese momento me di cuenta que ella era una persona atlética y aficionada al deporte al notar sus músculos en sus pantorillas y las piernas firmes debajo de aquel short deportivo.
-Hola-saludó amistosamente-he estado llamandote por teléfono y no atiendes mi llamada.

Mi Supermodelo Personal (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora