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Hacer maldades consistió en seguir a Clark a una velocidad moderada por la carretera hasta llegar a su casa para dejar ahí el coche de Eros y abordar el suyo y acompañarlo a ejecutar su cometido.
Aunque yo no estaba de acuerdo con lo que tenía en mente, lo acompañé de todos modos.
En el camino, se detuvo en una tienda a comprar pintura en aerosol y cubrebocas para ambos con una leve sonrisa maliciosa.
-¿Planeas pintar la casa de alguien?-pregunté inocentemente.

Él río, mirándome de reojo mientras conducía.

-En efecto, sí, lindura.
-¡Es ilegal!-me horroricé.
-¿Por qué crees que compré los cubrebocas y traje estas gorras de mi casa?-añadió, lanzandome una bolsa negra al regazo que bajó de la guantera.
-¿A qué casa iremos a pintar?-tragué saliva-¿a la de Demian?
-¿Sabes dónde está viviendo ahora?-cuestionó, irritado. Me miró por unos segundos y negué con la cabeza.
-No.
-Conocemos solamente la casa de Joanna; y sospecho que ella está detrás de todo esto, créeme.
-¿Crees que ella lo puso en mi contra?
-Por supuesto. No de la nada se llevan bien, sabiendo que ni si quiera se conocían con anterioridad.

Mordiendome el labio inferior, asentí.

-Pero de todas maneras, pienso que no es correcto pintarle la casa-arribé.
-Joanna se merece más que una maldad de ese minúsculo tamaño, Skyler. Estoy siendo bondadoso-inquirió, esbozando una sonrisa lobuna.

No pude evitar reírme. Era curiosísimo e impactante que Clark estuviera dispuesto a vengarse en mi nombre y todavía en contra de su ex novia, a quién había querido por un corto intervalo.

Llegamos a la casa de susodicha chica y me estremeció el hecho de que pudiéramos encontrarla ahí y llamara a la Policía.
-No estoy segura de esto...

Pero Clark ya había bajado con el cubrebocas y la gorra puesta. Fruncí el ceño al verlo cambiarse de ropa ahí mismo. Su precioso torso quedó desnudo para mí por unos segundos antes de pasarse una playera manga larga negra por encima de la cabeza. Metió el brazo para dejar su antigua playera en los asientos traseros y me quedé observando sus largas pestañas rozar sus mejillas al parpadear.
-Toma, le robé esta playera a mi hermana para que no ensucies la tuya-me ofreció una playera manga tres cuartos del mismo color de la suya.
-Se va a enfadar si la mancho-murmuré, negando con la cabeza.
-¿Crees que a Jodi le afecta si se estropea una de sus miles de playeras?-inquirió, riéndose-pontela, no te preocupes.

Todavía dudando, cogí la prenda y él cerró la puerta, alejándose del Jeep para darme privacidad. Lo bueno era que los cristales eran oscuros, así que me apresuré a cambiarme, estando de pendiente de cualquier movimiento.
Vi a Clark a través del espejo retrovisor que estaba de espaldas, arreglandose la gorra y verificando los aerosoles.
Dejé mi blusa doblada en el asiento y bajé temblorosa, colocandome el cubrebocas también.
-Esa casa es nuestro objetivo-le oí decir a Clark y seguí la dirección de su mirada hacia la enorme vivienda que se alzaba ante nosotros.
La escudriñé en todo su máximo esplendor, asombrada por el sitio donde Joanna Boston residía, el cual, en poco tiempo, terminaría hecho un desastre gracias a nosotros.
-Toma.

Situó una lata de aerosol en mis manos mientras guardaba las demás en la bolsa de plástico, sosteniendo una bajo el brazo.
-Vamos. No hay nadie a esta hora, es nuestra oportunidad.

Agarró sin miramientos uno de mis brazos y echamos a correr por el lateral de la casa, donde había una verja cerrada. Era un obstáculo, pero para Clark era un reto más.
Me ayudó a cruzarla y entramos al patio trasero.
-Pensé que pintariamos afuera-sisé, muerta de miedo.
-No. Mi idea es destrozarle la habitación-replicó, y palidecí.
-Nos van a enviar a prisión...

Clark se las arregló para abrir la puerta que conectaba con el patio hacia el interior. Entramos a hurtadillas y lo seguí muy de cerca. Ni si quiera tenía el valor de alzar la mirada de mis pies y apreciar el interior de la casa.
Al cabo de unos minutos, ascendimos por la escalera y luego buscamos la habitación correcta. A Clark le resultó sencillo hallarla, puesto que conocía a la perfección aquella residencia.
Abrió la puerta color Jade y retuve el aliento.
Mis ojos apenas podían creer lo que tenían enfrente.
Aquella, sin lugar a dudas, era la habitación más hermosa jamás vista.
Las paredes eran color cielo, con dibujos increíbles de Harry Potter y varias estatuillas de los personajes encima de varios muebles. Incluso una maqueta de Hogwarts en miniatura.
-Es una obra de arte-musité, ensimismada.
-No dejes que sus aficiones te enamoren. Pongámonos a trabajar-dijo él, agitando la lata.
Horrorizada, entorné los ojos y lo agarré del brazo.
-No, Clark. Esta habitación no merece ser destruida.

Mi Supermodelo Personal (TERMINADA)Onde histórias criam vida. Descubra agora