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Un aire frío me hizo estremecer y revolverme entre las sabanas por un momento. No estaba despierta del todo, pero alcancé a sentir las manos tibias de Demian al cubrirme con algo más cálido y luego percibí su ausencia.
Abrí los ojos y mi primer pensamiento fueron imágenes de la noche anterior con él y tuve que apretar la cara contra la almohada para ocultar la vergüenza.
No me sentía preparada para afrontar el día y tener que verle la cara a Demian después de lo que pasó entre los dos.
Por encima del hombro eché un vistazo y me cercioré de que no estaba para levantarme y cambiarme, ya que seguía desnuda y Eros podría entrar en cualquier instante. Sin embargo, quedé mirando boquiabierta la cama: La sábana que cubría el colchón no estaba, y en su lugar estaba la sábana que habíamos usado para cubrirnos y yo tenía puesto la sudadera de Demian y otra sábana, muy suave de hecho.
Mi rostro enrojeció en su máximo esplendor y sacudí la cabeza muerta de vergüenza.
¿Acaso Demia había sacado la sábana, la evidencia de despedida de mi virginidad?
Dios...

De solo pensar en cómo lo había hecho me causó escalofríos.
-Demian, lamento que hayas vistos eso-susurré, recostandome brevemente y abrazando la almohada que él había utilizado, donde su perfume continuaba perdurando.

Pasaron cinco minutos y a regañadientes obligué a mis piernas a levantarme.
Cuando estuve completamente de pie, sentí una sensación rara entre las piernas y ruborizada hasta el tuétano, busqué mi ropa y la hallé doblada encima del buró. Y hasta eso, era ropa limpia. La sucia no estaba por ninguna parte.
Me cambié rápidamente y tuve que armarme de valor para salir al pasillo y enfrentarme a Demian. Llevé su sudadera conmigo y me asomé.
Todo estaba silencioso. Mucho mejor. Era el momento de meterme a mi habitación y estar tranquila.
Entré al dormitorio de puntillas y por fin pude respirar con normalidad.
Eran las 10 de la mañana y se me hizo raro no escuchar aún la música clásica de Eros inundar la casa.
Me encogí de hombros y entré directamente a bañarme. Deposité primero mi ropa sobre un estante y después entre al baño.
La puerta de la regadera estaba cerrada, así que opté por mirarme al espejo.
La chica del reflejo que me devolvió la mirada parecía ser otra.
Mis ojos tenían un brillo peculiar y mis mejillas continuaban sonrosadas. Me apresuré a lavarme la cara y los dientes antes de darme una ducha.

Cuando terminé de lavarme, me di cuenta que estaba desnuda frente al espejo, pero la vista la postré directamente en mis labios, donde Demian no dejó de besarme por ningún motivo y luego mi cuello.
Pensar en él y en nuestro íntimo momento provocó que la piel se me erizara.
Cerré por unos segundos los ojos con las manos encima del lavamanos y de pronto la presencia de alguien me hizo tensarme y su respiración me hizo cosquillas en la oreja. Abrí los ojos como platos y a través del espejo Demian me devolvió la mirada.
-¿Q-Qué haces aquí?-titubee, cerrando los ojos de nuevo y mecánicamente me lleve los brazos al pecho para cubrir mi desnudez de él.
Demian recorrió mi cintura con sus manos hasta que estas llegaron a mis brazos y los bajó hacia mis costados, dejándome nuevamente expuesta completamente a él frente al espejo.
Me negué a abrir los ojos por la pena pero Demian se limitó a besarme el hombro con ternura.
-Recuerda que no debes avergonzarte de tu cuerpo, cariño-dijo, mientras recorría mi hombro a besos.
Abrí poco a poco los ojos y lo vi en el reflejo. Él estaba vestido, yo no.
-Tampoco tú-repliqué.
-No estoy avergonzado de mi cuerpo-rio.
-¿Entonces por qué tienes ropa y yo no?-lo fulminé con los ojos desde el espejo.
-Tengo ropa porque me duché ese rato y tú estás a punto de hacerlo ahora.
-Eh... bueno, pero no me has dicho por qué estás metido aquí-comencé a temblar, deseosa de cubrirme, tanto por el frío y por él.

Demian soltó una risita contagiosa y después me abrazó por detrás, depositando sus masculinas manos por debajo de mi busto, haciéndolos resaltar más.
-Porque fui a buscarte y no te encontré. Así que decidí echar un vistazo-respondió-ahora duchate. Estaré esperándote en el comedor para desayunar-besó mi hombro una vez más y me soltó, y acto seguido, se aproximó a la puerta.
-¿Y Eros?
-Salió hace un rato. Vino a buscarlo una de las mujeres que lo pretenden. Creo que estará fuera todo el día y tendremos el departamento solo para nosotros dos.

Mi Supermodelo Personal (TERMINADA)Where stories live. Discover now