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Domingo, 10 am.

-Tienes una llamada, Skyler, es Demian-le gritó su madre desde el piso inferior.

Acojonada y sin ganas de levantarse de su tibia cama, se levantó como un zombie y salió al pasillo. Arrastró los pies hasta la sala donde su madre le había dejado descolgado el teléfono para que lo cogiera.
A pesar de que estaba emocionada por la inolvidable tarde/noche con Demian, no pudo evitar enfadarse por haberla despertado en pleno domingo.
-¿Diga?-dijo con voz melosa y cargada de sueño.
-Perdona que te haya levantado, cariño, pero creo que es necesario que nos veamos ahora mismo.

Todo rastro de sueño o ganas de continuar en la cama se esfumó del organismo de Skyler y abrió los ojos como platos.
-¿Ahora?
-Ahora.
-¿Por qué?
-Se supone que tenemos que llamarle a ese sujeto, Eros Rabanne, ¿no?
-Sí.
-Pues hay que hacerlo ahora antes de que se arrepienta.
-¿No le has llamado?
-Aún no. Quiero que lo hagamos juntos.

A través del auricular, ella alcanzó a escuchar un fastidioso bullicio, seguido de maldiciones y todo tipo de groserías.
-Mi casa no es un buen lugar, ¿te veo en la tuya en una hora?-le propuso Demian con precipitación.
-Eh...
-Ahí te veo.

Se quedó perpleja, mirando a la nada mientras la línea sonaba muda del otro lado.
¿A qué se debía tanta ansiedad por llamarle a Eros Rabanne en la mañana?
Dejó el teléfono en su lugar y se acercó a donde su mamá, quién bebía café tranquilamente en el comedor.
-Demian vendrá en una hora-le informó-iré a ducharme.
-¿Qué? ¿Cuándo planeabas decírmelo?
-Apenas me acabo de enterar de que vendrá-añadió Skyler sulfurada-ni si quiera sé si me dará tiempo de comer algo antes de que esté aquí.
-¿Hay algún motivo en especial por el cual tenga que venir tan temprano?
-Te contaré todo lo que está pasando, no te desesperes.
-¿Está pasando algo?-se horrorizó y Skyler se llevó una mano a la frente y meneó la cabeza en negación.
-Claro que no. Me estaré alistando.
-¿Vas a desayunar aquí?
-No creo, pero de todos modos sirveme café-le pidió con una sonrisa y corrió a su habitación.

El nerviosismo la aturdió todo el tiempo que tardó en alistarse, ya que se le olvidó comentarle a su madre acerca de la oferta de la prueba de modelaje. Y tal vez no tendría permiso de acompañar a Demian.
Cuando estuvo lista, se acercó al comedor a beber de su taza de café.
Su madre la escudriñó todo el rato hasta que por fin, comenzó a hablarle sobre el asunto de Eros Rabbane.
Las expresiones de su madre variaron muchísimo: Sorpresa, desasosiego, temor, felicidad y perplejidad. Todo casi al mismo tiempo.
Y cuando terminó de relatarle el asunto, el timbre de la puerta sonó y Skyler se levantó rápidamente para abrir, sin embargo, su madre la agarró del brazo y la detuvo.
-¿Piensas acompañar a Demian a esas pruebas?
-Ciertamente no sé. Necesito saber si me dejarás ir-contestó y el timbre volvió a sonar pero con más insistencia-además, no sabemos en dónde se va a hacer con exactitud la prueba.
-No decidas nada. Ambas lo vamos a solucionar, ¿está bien?
-No te preocupes. Ahora me voy-alardeó la chica y se despidió de ella con cariño.

Demian saludó amistosamente a la madre de Skyler y se encaminaron al Cadillac con aire nervioso.
Él se miraba más radiante que siempre con aquella camisa de cuadros color azul con blanca y su pantalón caqui, pero también con mucha incertidumbre. Su rostro estaba ligeramente ceniciento y rígido.
-Si no te sientes bien al llamarle, no lo hagas-le aconsejó ella, poniéndose el cinturón de seguridad cuando él encendía el coche.
-No, ese no es el problema. Es algo más.
-Cuéntame.
-Es sobre mis padres, ya sabes-puso en marcha el coche y ella se mordió los labios.
-Comprenderé.

Lo vio revolverse incómodo en su asiento y apretar el volante de una manera tensa y distante.
Su comportamiento le dio a entender que las cosas en su familia estaban más mal de lo que parecía y se limitó a acariciarle el brazo.
Él se estremeció y sonrió levemente sin mirarla.

Mi Supermodelo Personal (TERMINADA)Where stories live. Discover now