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Demian despertó una hora más tarde cuando Skyler y Eros miraban el canal de noticias internacional, donde un reportero daba su veredicto acerca del clima en diferentes partes del mundo. Y al verlos, se apoyó en la pared con aire agotado y sonrió brevemente.
-¡No debes levantarte de la cama!-exclamó Skyler y se levantó del sofá de inmediato para ayudarlo.
Él ya se había puesto un pants deportivo y una sudadera a causa del frío. Su rostro aún seguía hinchado y los vendajes flojos.
-Tengo hambre-dijo y la abrazó de vuelta con cariño.
-Calentaré el Omelette-anunció Eros y corrió a la cocina.

Skyler lo ayudó a sentarse en el sofá y Demian se lo agradeció.
-¿Y mi madre?-preguntó.
-No ha despertado.
-Ella siempre se levanta pasado el mediodía-masculló con irritación y luego hizo una mueca de dolor.
-Ya no hables más, y tampoco te muevas. Vas a desayunar y después te tomarás las pastillas que te recetó el doctor, ¿bien?-le indicó con seriedad. Él asintió.

Pasó unos minutos, y Demian dejó de mirar a la TV para observarla a ella. Skyler apenas y parpadeaba por ver las noticias y sostener su mano sobre su regazo, acariciandosela tranquilamente. Tenía la misma ropa que la noche anterior y el cabello desaliñado, pero aún se seguía viendo muy bonita.
Reunió las fuerzas suficientes y estiró una de sus manos para acariciar su rostro, tomandola por sorpresa.
Ella volteó a verlo y él sonrió.
-Tenerte aquí hace que todo sea más fácil.

Sin embargo, ella no contestó, pero le correspondió a la caricia, dándole un beso breve en los labios.
Poco después, Demian desayunó con ayuda de Skyler y se tomó los medicamentos bajo su supervisión.
Y Eros lo ayudó a acomodarse en el sofá en lo que Skyler se daba una ducha.

Adentro del baño-demasiado lujoso para su gusto-Skyler temblaba de frío. Había agua caliente, pero la habitación estaba totalmente helada y tuvo que envolverse en cuatro toallas para soportar el frío en lo que sacaba su ropa de la mochila.
Se vistió lo más cómoda que pudo junto con su abrigo y fue a hacerles compañía a la sala, donde la señora Enelda Say se hallaba también.
Tenía la cara adormilada y acariciaba el cabello de su hijo con dulzura, mientras él lanzaba gruñidos.
Eros, al verla aparecer en la sala, la llamó con la mano para que lo siguiera al estudio y ella, con el ceño fruncido, lo siguió sin hacer ruido.
-¿Qué pasa?-le preguntó, perpleja.
-Démosle un poco de privacidad-le contestó, riéndose-mientras tanto, le hablaremos nuevamente a tu madre. Esperemos que conteste.

Entraron al estudio, el cual ya no parecía tan deslumbrante a comparación de Eros Rabanne y su maldita elegancia.
Skyler entró con decisión y se sentó en una silla giratoria frente al escritorio de cristal en lo que Eros llevaba el teléfono junto a ella. Él tomó asiento en la otra silla detrás del escritorio y colocó el aparato sobre este.
-¿Llamas tú o yo?
-Lo mejor será que lo hagas tú. No creo poder afrontar sus regaños-se excusó y le dictó el número de su madre.
Eros marcó, complacido y lo puso en altavoz.
Entrelazó sus manos sobre el escritorio, en espera de que contestara.
-¡¿Skyler?!
La voz de la madre de Skyler resonó en el auricular y ella quiso esconderse bajo las piedras. Eros rio.
-Hola, Rose Brown. ¿Te acuerdas de mí?

Hubo un escalofriante silencio de por medio antes de que respondiera.
-¿Eros Rabanne?-la voz de su madre había cambiado totalmente, ni si quiera se le notaba el enojo que había demostrado segundos atrás, gesto que le molestó a Skyler.
-El mismo. ¿Cómo te va?-Eros le guiñó un ojo a Skyler y esta bufó.
-Bien, bueno, regular.
-¿Puedo saber por qué?
-Porque...-de pronto, se quedó callada y reaccionó-espera un momento, ¿cómo tienes mi número?
-Me lo diste esa noche-le recordó, risueño.
-Mientes. Yo no te di nada-su voz adoptó cierto reproche y él alzó las cejas sin apartar la mirada de Skyler.
-Bien, tienes razón. Skyler me lo dio para llamarte.
-¡¿Sabes dónde está mi hija?!
-¿Por qué habría de saber donde está?
-¡Ella se ha ido! Dijo que se iría a Nueva York por un asunto de la escuela, pero he llamado a varios de sus profesores hace unos momentos y enfadados me dijeron que no hay ningún viaje escolar a Nueva York y no sé donde pueda estar. Estoy desesperada-habló tan rápido que apenas se le entendió y dejó escapar un sollozo.

Mi Supermodelo Personal (TERMINADA)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz