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Su perfume había cambiado. Olía distinto, pero igual de delicioso.
Sus músculos estaban más definidos y su piel más suave que nunca.
Incluso sentí que me cargaba con una facilidad excesiva.
Eros cogió los girasoles para que Demian y yo tuviéramos un momento íntimo y cercano en medio de la sala.
Yo apenas podía salir del shock sin parar de llorar.
-Mi pequeña princesa-le oí decir en mi oreja mientras me quitaba el cabello del hombro y me besaba el cuello al tiempo que yo sollozaba.

No obstante, mi voz no salía de tanto llorar.
Demian rio y agarrandome de la mano, se sentó en el sofá y me acomodó entre sus piernas.
Acomodé mi frente en su fuerte hombro y le acaricié el pecho con ternura.
Sus brazos me tenían rodeada, protegiendome y mimandome en lo que paraba de llorar.

-No supe nada de ti en muchos días-logré articular entre balbuceos.
Demian apretó los labios y acomodó un mechón de mi cabello detrás de la oreja para verme a los ojos.
Por primera vez en tanto tiempo, volví a sentirme cohibida ante su mirada, como cuando comenzamos a salir.
Incluso el brillo de sus ojos era distinto, más vivo, más maduro y más rudo. Casi no lograba ver al Demian de antes; tierno y risueño.
Ahora era todo un chico de mundo.
Había cambiado tanto en solo un mes.
-Aunque no me creas, no tengo tiempo ni si quiera para quedarme cinco minutos más en la ducha o en la cama-explicó, sin dejar de mirarme-desde que me levanto, tengo que acompañar a la anciana que te mostré para que me ponga al tanto de las nuevas locaciones que se usará para el comercial o me lleva a reuniones con más modelos que van a colaborar y es muy agotador, sumandole que tengo que ir al gimnasio en el tiempo libre que me dan-suspiró-había querido llamarte y verte todos los días, pero no podía hacerlo.
-Te ves tan diferente-me animé a decirle-incluso te hiciste una perforación.
-Necesitaba un poco de modificación. Un cambio, pero si no te gusta, puedo quitarmelo.
-Me encanta-añadí, cortandole las palabras y lo besé en los labios.

Había extrañado tanto besarlo, que me parecía irreal tenerlo conmigo en ese momento.
Ambos nos sentíamos deseosos de fundir nuestros labios y estar juntos el mayor tiempo posible. Y por más que yo quería no pensar en ello, sabía que Demian solo había venido a verme y luego se marcharía nuevamente.
-¿Te tienes que ir otra vez?-jadee cuando dejamos de besarnos.
Él juntó su frente con la mía con la respiración agitada y se mordió el labio antes de besarme una vez más.
-Mañana en la noche sale mi vuelo de regreso. Vine exclusivamente a pasar el día de San Valentín contigo, cariño. No podía estar más tiempo sin ti, y menos en este día que hace honor al amor que siento por ti-acarició mis mejillas y cerré los ojos, evitando llorar.
-Entonces tengo que aprovecharte el mayor tiempo posible-murmuré sobre sus labios y luego lo abracé.

Minutos después, Demian me explicó que no había querido avisarme de su visita fugaz porque no estaba seguro de poder huir de Estocolmo a tiempo, y que era mejor darme una sorpresa.
-Además, te compré algo aparte de los girasoles-dijo.
-No debiste. Yo no compré nada para ti-titubee, ruborizandome.
-Tú no debes darme nada. El haberme aceptado como tu novio es más que suficiente-sonrió y negué con la cabeza.
Se inclinó a agarrar la caja enorme y la depositó en el sofá.
-Abrelo.

Miré hacia el regalo y luego a él, dudando.
¿Qué había ahí dentro?
Comencé a abrir la caja y fruncí el ceño en dirección de Demian cuando vi que había otra caja adentro de la caja.
-¿Más cajas?-le pregunté, riendome.
-Tú continua-me instó, esbozando una sonrisa torcida.

De no ser que Demian vio la hora, y que solo habían pasado dos minutos, juraría que me había llevado una eternidad sacar caja por caja, cada una más pequeña que la otra hasta que llegué a la última, la cual tenía algo escrito al frente.

"Espero que esto te haga siempre recordar que te amo"

Besé a Demian por su bello mensaje y él me guiñó el ojo.
-Es la última. Abrela.

Mi Supermodelo Personal (TERMINADA)Where stories live. Discover now