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Jamás en la vida había sido fan de las malditas despedidas y menos si se trataba de la segunda vez que iba a ver a Demian alejarse de mí.
Lo abracé con todas mis fuerzas antes de verlo arrastrar la única maleta pequeña de rueditas por el pulcro piso de azulejos, rumbo al área de abordaje.
Eros y Jack se encargaron de consolarme, colocando cada uno una mano sobre mis hombros como muestra de apoyo, pero lo único que quería era evitar que Demian se fuera otra vez.

Mientras lo observaba avanzar por el pasillo, él volteó a verme de nuevo y me sonrió dulcemente. Agitó una mano en plan de despedida y desapareció entre las personas.
-Vámonos al departamento-dije sin ánimos.
-¿Y no quieres esperar a ver como su avión despega?-preguntó Jack.
-No-repuse, dispuesta a marcharme de ahí antes de ponerme sentimental.

Eros me entregó la llave de su coche y me adelanté.
En el estacionamiento, abrí la puerta y me deslicé al interior.
Había estado controlandome, pero me fue imposible seguir conteniendome por más tiempo. Subí las piernas en el asiento y por consiguiente, abracé mis piernas y hundí mi rostro en mis rodillas para llorar.
-No llores.

La voz masculina de la persona que menos pensaba escuchar me tomó por sorpresa, incluso cortó mi llanto patético.
Alcé la cabeza y vi a Clark Ravel afuera del coche, inclinado en la ventana y con el rostro casi estampado al cristal.
Azorada, bajé todo el cristal y limpiandome las mejillas, le planté cara.
-¿Qué haces aquí?

Sin lugar a dudas, lo que hizo Clark a continuación me tomó por sorpresa.
Alargó una mano hacia mi y me acarició la cara, limpiandome los restos de lágrimas que habían en ellas.
-No llores-repitió-él pronto volverá, es cuestión de que lo esperes.
-¿Por qué estás siendo tan amable?-inquirí, sorbiendo por la nariz. Él aún tenía su mano puesta en mi mejilla.
-Jamás he sido irrespetuoso contigo-aclaró con voz trémula.
-Sabes bien a lo que me refiero.
-Sólo quiero consolarte. No me gusta ver a mi admiradora número uno en este estado-sonrió de lado y yo me sonrojé-además, siempre has sido una chica alegre. En todas tus fotografías sales sonriendo, iluminando el día con tu sonrisa. No permitas que la partida de Demian Say opaque tu felicidad.

Asentí, dándome cuenta que tenía razón.
Demian iba a volver a mí tarde o temprano y lo único que me quedaba por hacer era esperarlo con felicidad, ya que él estaba cumpliendo un sueño y yo no era nadie para estropearselo.
Le agradecí con la mirada a Clark sus bellas palabras y él se quedó mirándome fijamente con su sonrisa tierna en los labios.
A decir verdad, era la primera vez que miraba a Clark Ravel sonreír de esa manera. Era una sonrisa tierna, dulce, amable y muy genuina; como si se hallase demasiado a gusto conmigo.

-Vaya, ¿Qué haces aquí, chico?-preguntó Eros detrás de él.
Clark enseguida retiró su mano de mi cara y se irguió para ver a los recién llegados.

Jack nos miraba con efusividad a Clark y mí desde donde estaba; y Eros había estrechado los ojos en dirección a Clark, de una manera severa.
-Ya me iba. Quería despedirme de Say, pero vine demasiado tarde. Nos vemos-dijo Clark y volteó a verme-me mandas un mensaje para saber cuando retomaremos el entrenamiento.

Con un gesto afirmativo, le dije que si y lo vi correr hacia su Jeep, que no estaba tan lejos de nosotros.
Jack Mali y Eros Rabanne esperaron a que Clark se fuera para entrar al coche y bombardearme de preguntas fuera de lugar.
-¡Es un mentiroso!-exclamó Jack-ni si quiera le agrada Demian. Es más que obvio que vino a verte y a consolarte.
-Claro que no-espeté, aunque muy en el fondo deseaba que así fuera.
-¿Y qué hacía entonces aquí contigo, si se suponía que su objetivo era Demian?-aguijoneó Eros mientras nos alejabamos del aeropuerto.

Negué con la cabeza y me crucé de brazos.
-Ustedes lo único que hacen es sacar conclusiones de cualquier persona sin saber realmente la verdad-musité.
-Conocemos a Clark mejor que tú, cariño-objetó Jack desde el asiento trasero-y sabemos cuando está dispuesto a conquistar a alguien.
-Yo no soy alguien que él tenga pensado conquistar-mascullé.
-Bueno, como quieras, cariño, pero yo sé algo que quizá te pueda interesar-arribó Eros con malicia y alzó las cejas.
-¿Qué cosa?-pregunté.
-Te lo diría, pero eso afectaría tu relación con Clark, así que me lo guardaré para cuando sea necesario decírtelo-sentenció.
-No molesten-sisé y preferí mirar por la ventana en vez de escuchar las tonterías de ambos.

Mi Supermodelo Personal (TERMINADA)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt